Iniciando el mes de abril, luego de cinco apagones nacionales, de los cuales muchas regiones no se recuperan aún, Nicolás Maduro anunció un plan de racionamiento por otros 30 días para “estabilizar el sistema eléctrico”.
Destituyó a su ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, a quien envió a “descansar” y ordenó la reactivación de las actividades suspendidas y afectadas desde el comienzo de colapso del sistema eléctrico nacional a principios de marzo.
Los venezolanos viven con el temor a los bajones constantes de luz y con el titilar de los bombillos que, en la mayoría de los casos, anuncian un nuevo apagón, además con la dificultad de tomar previsiones, más allá de comprar alimentos básicos que no requieran de refrigeración, velas, baterías y fósforos.
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Aún desconocen cómo se ejecutará ese racionamiento, cuál es el plan y cuál es la afectación real a la energía eléctrica del país. Todos están bajo incertidumbre.
En algunos estados, que acumulan hasta casi 100 horas sin energía, como Zulia, Falcón, Cojedes, Mérida y Trujillo, el suministro ha comenzado a restablecerse, pero tampoco conocen en qué consiste ese plan del régimen de Maduro.
Este martes, faltando diez minutos para las seis de la tarde, el vocero de Maduro, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, escribió en Twitter que se produciría un corte eléctrico de aproximadamente tres horas a partir de las 6 de la tarde, “en algunas zonas”.
No se conocieron más detalles salvo un mensaje por las redes sociales.
Los servicios de telefonía, suministro de agua potable y acceso a internet siguen presentando problemas en las zonas más afectadas del interior de Venezuela.