CARACAS.- Los venezolanos recuerdan con nostalgia las tradiciones navideñas; la época que iniciaba con la llegada de Pacheco (es una de esas frases clásicas que decimos los venezolanos cuando pega el frío en alusión a un floricultor que vivía en el cerro el Ávila), el encendido de la Cruz de El Ávila, la compra de los estrenos para las fiestas de nochebuena y fin de año, los regalos del Niño Jesús, las hallacas, la cena, y el reencuentro familiar.
La crisis económica, política y social han mermado las costumbres en el país que, una vez, fue catalogado como uno de los más felices del mundo. Productos como arbolitos navideños naturales, pasas, alcaparras, melocotones, cerezas, aceitunas, un sinfín de variedad de panetones, turrones y dulces típicos, no están en las listas de los venezolanos, pero tampoco llegan en abundancia a los puertos comerciales del país.
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Según datos de Fedecamaras- Vargas, las importaciones para la época han mermado alrededor de 90 % en cuatro años. Solo algunos comerciantes deciden invertir en la fecha, con sus propias divisas, y traer algunos productos típicos (árboles artificiales, adornos, comestibles) para alegrar a los ciudadanos y mantener la tradición.
“Esas tradiciones se perdieron porque son considerados artículos suntuarios”, asegura el representante del gremio empresarial en la entidad varguense, Eduardo Quintana.
Al poder adquisitivo de los venezolanos se lo consume la inflación mensual de 142 % y diaria de 3 %.
“Es la primera Navidad después de la destrucción del salario”, afirma el director de Ecoanalítica, Alejandro Grisanti, que divide la posibilidad de disfrute de las festividades entre las familias que reciben remesas y las que no. “Lo que valía 1 bolívar a principios de año, costará 45,000 el 31 de diciembre”.
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Virginia Hernández