Las fallas de servicios básicos en Venezuela se ha agudizado en medio de la pandemia por el coronavirus. Carros a gas, fogones a leña, agua en tobos, luz de la vela; son algunas de las herramientas que los venezolanos utilizan diariamente para sobrevivir en el país.
En su casa en San Cristóbal, capital del estado Táchira (fronterizo con Colombia), la falta de agua y gas doméstico se conjuga con extenuantes cortes eléctricos.
Reinaldo Vega, de 41 años, dice que “nunca había imaginado” que tendría que usar técnicas que aprendió por pertenecer a los scouts -movimiento mundial surgido en 1907 en Inglaterra- para enfrentar la peor crisis venezolana; que ahora atraviesa por seis años de recesión, hiperinflación y servicios públicos colapsados.
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“Gracias a eso estamos sobreviviendo”, cuenta a la AFP tras poner en dos viejas latas para pintura la madera recolectada. Para atizar el fuego, Reinaldo sopla a través de una manguera, solución que encontró ante problemas con la distribución de bombonas de gas para cocinar.
Este lunes, trabajadores petroleros alertaron que la planta que surte de gas doméstico a todo el país está paralizada; por lo que Venezuela podría quedarse sin suministro de gas doméstico en los próximos días.
Herramientas para sobrevivir
Reinaldo enseña a sus familiares estas técnicas para sobrevivir ante la falta de servicios públicos en Venezuela. “Es un trabajo en equipo que hacemos todos para poder comer”, dice. Además, aplica la disciplina scout para asignar tareas familiares, que incluyen buscar agua, con baldes, desde una toma callejera a unos 300 metros de su vivienda, donde el servicio es intermitente.
De acuerdo a una encuesta del Observatorio Venezolano de Servicios Públicos, en septiembre de 2019; solo 23% de los venezolanos reportó que «siempre recibe agua potable». En enero de este año, José Bausson (exvicepresidente de Hidrocapital), le dijo al diario El Comercio, que la escasez de agua se debe a la ineficiente gestión del régimen de Maduro.
El padre de Reinaldo, Héctor, quien está en silla de ruedas, compara las restricciones que impone la crisis venezolana con las limitaciones propias de un campamento scout.
“Tenemos que cocinar con fogón, comer lo que consigamos, como en un campamento”, advierte este hombre de 80 años.
Por otra parte, la madre de Reinaldo, Moraima, maestra de tareas dirigidas de 60 años; afirma que “con la cuarentena todo empeoró”, incluso con apagones que superan 12 horas diarias.
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