Muchas han sido las críticas contra la postura “imparcial” que ha tomado el papa Francisco y el Vaticano con respecto a la crisis humanitaria y al conflicto político, in crescendo, en Venezuela; sus omisiones y silencios bajo el argumento de “neutralidad” incluso distancia a los feligreses y ha creado reticencia hacia quienes solían “figuras líderes” de la Iglesia como institución.
Pero a pesar de su aparente “lejanía”, marea abajo pareciera trabajar para “destrabar” el conflicto político y aportar vías que ayuden a sus seguidores venezolanos, un pueblo básicamente católico. Además, la presión de la comunidad internacional que se cierne sobre el Vaticano para que fije una posición un poco más “rígida” en relación a la grave situación venezolana, le aprieta el acelerados a las conversaciones que se iniciaron en Oslo, Noruega hace un par de meses entre delegaciones representantes del jefe del Parlamento venezolano, Juan Guaidó- quien se juramentó el 23 de enero como presidente encargado- y de la administración de Nicolás Maduro.
Incluso la presencia del segundo vicepresidente del Parlamento de Venezuela, Stalin González, en la sede del Vaticano el jueves 30 de mayo, a su regreso de la segunda etapa de reuniones con mediadores y delgados maduristas, tiene un objetivo.
Para el profesor titular de la Universidad Simón Bolívar (USB) y Doctor en Ciencias Políticas, Daniel Varnagy, ese encuentro deja un claro mensaje:
“El Vaticano está reconociendo, en los miembros de la Asamblea Nacional, un poder legítimamente y legalmente constituido. Ese mensaje es absolutamente fundamental más allá del tema de la negociación”.
No se puede pasar por alto, la carta que se filtró al diario italiano, Corriere della Sera, en febrero de 2019, enviada pro su santidad, Jorge Bergoglio, al “excelentísimo señor, Nicolás Maduro” y no “al mandatario (o presidente) Nicolás Maduro”, hecho que generó dudas sobre la parca postura que, hasta ese momento, había mostrado Francisco cuando más de 50 países reconocieron a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela en enero de 2019.
“A pesar de la concepción personal de simpatía por algunas posiciones de izquierda por parte del papa Francisco, él está también siendo presionado por el resto del orbe para jugar un papel, que si bien va a ser muy diferente, tenga algún tipo de comparación con el papel que ha jugado la iglesia en la liberación del comunismo que se produjo a finales de los 80 en Europa”, comentó.
Varnagay considera que el Vaticano no puede apartarse del hecho público como es el respaldo sostenible de 60 países a Juan Guaidó; asimismo recuerda la participación del Vaticano en conflictos como la segunda guerra mundial, e incluso el Holocausto, la iglesia intentó permanecer “neutral”, “pero hasta hubo reuniones entre el papa y Hitler”
“No siempre la neutralidad de la iglesia es lo que más favorece a la resolución de los conflictos”.
El historiador y analista político venezolano, Rafael Simón Jiménez, también resalta el encuentro que sostuvieron días antes el enviado especial de Donald Trump para Venezuela, Elliott Abrams, y el cardenal de Caracas, Baltazar Porras con el segundo abordo de la Santa Sede (Pietro Parolín).
“La diplomacia vaticana, la más eficiente del mundo, quiere jugar un papel en la solución a Venezuela, y toda ayuda en el problema es bievenida”.
El secretario de Estado, cardenal Pietro Parolín en El Vaticano.
Antecedentes de un “diálogo”
No es la primera vez que la Iglesia “mece la cuna” en la crisis venezolana y en la posibilidad de obtener consensos entre gobierno y oposición.
Tres años después de aquel diálogo frustrado entre ambas partes, Jiménez recuerda que el jefe de la diplomacia vaticana, monseñor Pietro Parolin, conoce “de cerca” lo que ocurre en territorio venezolano, por su mediación en Caracas en 2016, y la posterior misiva que se hizo pública requiriendo a Nicolás Maduro el cumplimento de los acuerdos alcanzados en las reuniones. Situación que no ocurrió en su momento, y que devengó en la retirada de la mesa del enviado de la Iglesia.
“Creo que la manera de que sea fructífero en esta esta ocasión, es que se parta de alguna de las cosas que se habían precisado en aquella oportunidad, para que no se convierta ni en un diálogo de sordos ni en un diálogo interminable. Necesitamos acuerdos rápidos y que se pueda instrumentar muy pronto sobre la realidad”, sugiere Jiménez.
Varnagy no descarta que dentro de muy poco enviados especiales de Maduro viajen al Vaticano para sopesar la “parada estratégica” de Stalin González y Francisco Martínez Mottola (integrante de la delegación de Guaidó en las conversaciones).