Las autoridades de Singapur han puesto a prueba a unos policías robots que se han llevado todo el protagonismo, pero que también han generado cierto temor por su estricto nivel de control sobre el comportamiento de los ciudadanos.
Estos robots se suman al arsenal tecnológico de vigilancia en esta ciudad-estado fuertemente controlada y en sus labores de patrullaje lanzan advertencias a personas que tienen un “comportamiento social no deseable”.
De esta forma, estos particulares policías hacen parte del amplio número de cámaras de seguridad, postes de iluminación con reconocimiento facial haciendo que Singapur sea uno de los países con uno de los mejores equipos de seguridad y vigilancia para sus habitantes.
Las autoridades han impulsado su visión de una “nación inteligente”, hiper-eficiente y tecnológica, pero activistas aseguran que este tipo de medidas han afectado la privacidad, ya que las personas tienen poco control de lo que se hace con sus datos.
Singapur ha sido criticada por reducir las libertades civiles y su población se acostumbró a los fuertes controles, pero hay una creciente preocupación con la tecnología intrusiva.
Estos robots policías de vigilancia cuentan con ruedas y siete cámaras. Además, tienen la capacidad de emitir advertencias al público y detectan malos comportamientos de las personas en el espacio público.
Por ejemplo, los robots son capaces de identificar si las personas están fumando en áreas prohibidas, estacionan mal las bicicletas o incumplen las reglas impuestas para enfrentar el coronavirus.
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Durante un patrullaje, uno de los robots ‘Xavier’ ingresó a una zona residencial y se detuvo frente a un grupo de ancianos que observaban un partido de ajedrez.
“Por favor mantengan un metro de distancia, por favor aténganse a cinco personas por grupo”, alertó una voz robótica, mientras una cámara del aparato los enfocaba.
Estas pruebas piloto se vienen desarrollando en zonas residenciales y centros comerciales en donde los robots hacen patrullajes para tener bajo control estas localidades.
“Me recuerda a Robocop. Es un mundo distópico de robots (…) Estoy un poco indecisa sobre este tipo de concepto”, indicó Frannie Teo, una asistente de investigación de 34 años que caminaba por el centro comercial.
Debate sobre derechos
Aunque este tipo de tecnología ha sido crucial para enfrentar varios problemas de seguridad en las ciudades, se ha generado todo un debate sobre hasta que punto los avances tecnológicos puede sobrepasar los derechos y libertades de los ciudadanos.
La activista de los derechos digitales, Lee Yi Ting, consideró que estos robots policías se han convertido en una nueva forma de vigilar a los singapurenses. “Todo contribuye con la sensación de que la gente debe cuidar lo que dice y hace en Singapur, más de lo que lo harían en otros países”, aseguró.
Sin embargo, el gobierno ha defendido el uso de los robots asegurando que durante las pruebas piloto no podrán tomar acciones frente a las personas que cometan ofensas o incumplan las normas de comportamiento.
Además, también se han convertido en un aliado ante la falta de trabajadores que viene experimentando el país por cuenta del envejecimiento poblacional.
“La fuerza laboral está decreciendo”, aseguró Ong Ka Hing, funcionario de la agencia gubernamental que desarrolló los robots Xavier.
De acuerdo con el experto, este tipo de tecnologías podrían ayudar a reducir el número de oficiales necesarios para patrullar las calles y brindar seguridad; como generalmente viene haciendo esta tecnología reemplazando algunos puestos de trabajo en el mundo.
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Singapur es una isla que cuenta con 5.5 millones de habitantes y que tiene instaladas unas 90.000 cámaras policiales, las cuales busca duplicar para el año 2030.
El Gobierno tiene contemplado instalar en toda la ciudad una tecnología de reconocimiento facial para distinguir rostros de los ciudadanos con gran precisión.
El gran nivel de seguridad se ha convertido en un ejemplo para el mundo, pero algunos críticos han asegurado que las leyes suelen limitar poco la vigilancia gubernamental y los singapurenses tienen poco control sobre lo que ocurre con los datos recogidos.
“No hay leyes de privacidad que restrinjan lo que el gobierno pueda o no hacer”, comentó Indulekshmi Rajeswari, un abogado singapurense especialista en temas de privacidad radicado actualmente en Alemania.
Finalmente, los avances tecnológicos nos han demostrado que pueden ser un gran aliado para enfrentar algunos problemas que tienen las sociedades, pero el uso de este tipo de robots ha generado todo un debate sobre hasta que punto pueden limitar la libertades de los ciudadanos.
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