En 2016, Mark Zuckerberg indicó que en promedio, los usuarios dedican 50 minutos de su día a las plataformas de Facebook, Instagram y Messenger. Aunque las relaciones interpersonales se asocian positivamente con el bienestar general, un estudio señala que el uso de Facebook se asoció negativamente con el bienestar mental. De hecho, sugieren que entre mayor uso se haga de Facebook, más triste y deprimida se siente la gente.
Investigadores de la Universidad de Yale y de la Universidad de California analizaron datos de 5.208 personas en la encuesta del Estudio de Redes Sociales de la organización Gallup, para ver cómo cambió el bienestar mental de los usuarios en el tiempo a través del uso de Facebook. Esta investigación llevó alrededor de siete años.
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“Nuestros resultados mostraron que, en general, el uso de Facebook se asoció negativamente con el bienestar mental. Por ejemplo, acciones como dar me gusta a las publicaciones de otros, crear las propias publicaciones y hacer clic en los enlaces o las actualizaciones del estado en Facebook, se asociaron con una disminución del 5% a 8% en la salud mental provocando tristeza o depresión”, explicó Holly B Shakya, una de las principales investigadoras del estudio.
En total se hicieron tres oleadas de datos. En cada una, se pidió a los encuestados que nombraran hasta cuatro amigos con los que debatían asuntos importantes y hasta cuatro amigos con los que pasaban su tiempo libre, de modo que cada participante pudiera nombrar un total de ocho personas.
Los datos de bienestar analizados incluyeron: satisfacción con la vida, salud mental autoinformada, salud física autoinformada e índice de masa corporal (IMC).
“Primero, tuvimos tres oleadas de datos para muchos de nuestros encuestados durante un período de dos años. Esto nos permitió rastrear cómo los cambios en el uso de las redes sociales se asociaron con cambios en el bienestar mental de la persona”, detalló el estudio.
La mayoría de los estudios realizados hasta ahora solo utilizan un período de datos, lo que limita la interpretación de las conclusiones a asociaciones simples. En cambio, este estudio se encargó de analizar varios períodos y hacer seguimiento.
“En segundo lugar, teníamos medidas objetivas del uso de Facebook, extraídas directamente de las cuentas de Facebook de los participantes. En tercer lugar, además de los datos de Facebook, teníamos información sobre las relaciones interpersonales de los encuestados, lo que nos permitiría comparar directamente las dos influencias (redes cara a cara e interacciones online)”, explicaron.
En general, los resultados mostraron que, aunque las relaciones interpersonales se asociaron positivamente con el bienestar general, el uso de Facebook se asoció negativamente al generar, incluso, un estado de ánimo triste y depresivo en los usuarios.
De hecho, la mayoría de las formas de uso de Facebook en un año evidenciaron una disminución de la salud mental al año siguiente. Precisamente, el hecho de que a las persones les gustara el contenido de los demás, como el hacer clic en los enlaces, o darle ‘me gusta’, mostraron, por otro lado, una reducción significativa en la salud física, la salud mental y la satisfacción con la vida.
“Aunque podemos demostrar que el uso de Facebook parece conducir a una disminución del bienestar mental, no podemos definir cómo ocurre. (…) Esto fue interesante, porque si bien esperábamos que “gustar” el contenido de otras personas tendría más probabilidades de generar autocomparaciones negativas y, por lo tanto, disminuir el bienestar, actualizar el propio estado y hacer clic en los enlaces parecían tener un efecto similar”, explicaron.
Es decir, la gente no se siente feliz durante su estancia por la red social Facebook, sino que las interacciones y el uso que hace parece ser más mecánico y hace a la gente más triste.
Según los investigadores, las actualizaciones de estado pueden ser aparentemente el resultado de una comparación social: adaptar su propia imagen de Facebook en función de cómo la percibirán los demás. De esta manera, las apariencias podrían llegar a general tal punto de presión, que los usuarios se ven urgidos de copiar modelos para llegar al mismo nivel de aceptación o de “me gusta” de otros.
“En general, nuestros resultados sugieren que la disminución del bienestar también es cuestión de la ‘cantidad’ de uso en lugar de solo ‘calidad’. Nuestros resultados se contrastan con investigaciones anteriores que sostienen que la cantidad de interacción en las redes sociales es irrelevante y que solo importa la calidad de las mismas”, detallaron.
Esto debido a que la exposición prolongada a las imágenes de la vida de los demás en Facebook conduce a una autocomparación negativa, y la gran cantidad de interacción en las redes sociales puede restar valor a experiencias más significativas de la vida real, lo que causaría que la gente se sienta más triste a medida de que usa la red social.
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