Cuando inicias una relación todo es felicidad: quieres permanecer las 24 horas del día con esa persona, te imaginas un futuro a su lado y hasta juegas con sus apellidos para ver cómo suenan juntos. Pero cuando la relación acaba, literal, sientes que algo por dentro te destroza.
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En más de una ocasión has escuchado a algún amigo diciendo que le duele el corazón cuando termina con alguien (o tal vez lo has sentido) y esto tiene una explicación científica. Durante la primera fase de una relación todo es una reacción química: el cerebro libera feniletilamina, una sustancia que obliga a segregar dopamina y esta a su vez produce un estado de euforia natural.
Al presentarse una ruptura, el cuerpo empieza a extrañar la dopamina y la sensación de ‘felicidad’ que traía consigo. Justo en ese momento el dolor aparece.
De acuerdo a investigadores de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, cuando una persona atraviesa una ruptura amorosa las áreas del cerebro que registran el dolor físico presentan más actividad de lo habitual; de hecho el comportamiento cerebral se compara con el de un adicto a cocaína en abstinencia.
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Cuando la producción de dopamina acaba de ipso facto (con el fin de la relación), el cuerpo empieza a actuar igual que una persona en rehabilitación y libera adrenalina y cortisona, hormonas que pueden llegar a producir dificultad para respirar, náuseas y debilidad muscular en el corazón.
Otra investigación adelantada por el psicólogo de la Universidad de Kentucky, Nathan deWall, tiene la solución al ‘dolor’ generado por el desamor: tomar acetaminofén (paracetamol) reduce la sensación de dolor generada por el rechazo amoroso y disminuye la actividad en el cerebro que está asociada con el dolor.
Lo cierto es que por más dolorosa que sea una ruptura y por más que intentes aferrarte a tu fallida historia de amor, la gran mayoría de las personas llega a considerar que el fin de una relación es un ‘hecho positivo’. De acuerdo a una investigación referenciada por el profesor de psicología de la Universidad de Monmouth, Gary Lewandoski, el 33% de las personas consideran que una ruptura es una vivencia negativa, el 26% no sabe cómo definirlo y el 41% termina considerando el hecho como ‘algo positivo’.