Un incendio de grandes proporciones se registró el pasado domingo en el Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo de Brasil.
Las llamas acabaron con el cráneo de Luzia, ‘la mujer más antigua de América’, el meteorito Bendegó, el mayor encontrado en Brasil y una colección de momias egipcias, entre otras piezas históricas. En total el museo albergaba 20 millones de piezas de diferentes periodos de la humanidad.
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Con la conflagración también desapareció una de las piezas más enigmáticas que albergaba el museo: la momia egipcia Kherima, que tenía 2.000 años de antigüedad y fue trasladada a territorio brasileño en 1824.
Foto tomada de: EFE
De acuerdo a la Revista Pesquisa, Kherima fue una joven que vivió durante el periodo de dominación romana en Egipto entre los siglos I y II d.C. Su caso es una verdadera rareza debido a que cada brazo y cada pierna fueron envueltos de forma individual en vendas de lino.
“Se conocen tan sólo nueve momias en el mundo que recibieron este tratamiento externo”, indicó el arqueólogo Antonio Brancaglion Junior.
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Pero Kherima no solo era especial por la técnica en la que fue momificada: algunos testimonios que datan de los años 50 y 60 revelan que la momia provocaba ‘trances’ en quienes se acercaban a ella. Desmayos, malestar físico o descompensación repentina, eran otros de los síntomas de quienes se acercaban a Kherima.
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Una historia incluso señala que en los 60 una joven se atrevió a tocar los pies de la momia y entró en un trance en el que aseguró que los restos que reposaban allí eran de “una princesa de Tebas llamada Kherima que había sido asesinada a puñaladas”.
“Algunas personas afirmaban que conversaban con la momia y ella respondía. En una de esas charlas, Kherima habría afirmado que era una ‘princesa del Sol’, aunque eso no tiene ningún sentido porque no existió un título así en el Antiguo Egipto”, indicó un estudiante de arqueología consultado por BBC.
De acuerdo a investigadores que analizaron la momia, la causa de la muerte de Kherima (que tenía entre 18 y 20 años) nunca fue esclarecida. Como tampoco se esclareceran los misteios sobre los malestares que provocaba en el Museo Nacional de Río.
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