La portada del mes de septiembre de National Geographic es protagonizada por Katie Stubblefield, una joven que a sus 18 años intentó suicidarse y hace poco recibió un exitoso trasplante de rostro.
‘La historia de un rostro’ es el título de la portada en la que se ve a Katie de perfil con parte de su cara desfigurada. La joven decidió acabar con su vida con un disparo de escopeta que le destrozó la mandíbula, la nariz, la boca, parte de la frente y casi toda la visión; su hermano fue quien la encontró en el baño con el rostro deshecho.
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Contra todos los pronósticos Katie sobrevivió y hoy, después de tres años de la tragedia, le muestra al mundo un nuevo rostro producto del trasplante facial más joven que se ha realizado en Estados Unidos. Luego de su intento de suicidio la joven se aferró más a vivir y emprendió una lucha por recuperarse y llevar una vida ‘lo más normal posible’.
Cuando Katie llegó a sus 21 años, los especialistas de la clínica de Cleveland (Ohio) le dieron una noticia que le devolvería la posibilidad de comer y masticar con normalidad: la joven sería sometida a un trasplante de rostro. En mayo de 2017 fue hallada la donante para Katie: Adrea Schneider, una mujer de 31 años de edad que falleció por sobredosis.
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“(Adrea) ya no necesitaba su cara. Cuando nos vamos al cielo recibimos un cuerpo nuevo […]. Fue difícil, pero pensé: Dios mío, una chica tan jovencita que necesita una cara. Sería maravilloso. Simplemente me pareció que era lo debido”, contó Sandra Bennington, abuela de la mujer y quien autorizó el trasplante de su rostro.
Luego de 31 horas de cirugía en las que Katie recibió trasplante de párpados, mejillas, frente, quijada y labios, ella se convirtió en la persona más joven en recibir un trasplante completo de cara. Además a Stubblefield (que ya había sido operada 22 veces) le trasplantaron los dientes, músculos faciales y el maxilar superior de Adrea.
Para evitar que su cuerpo rechace los nuevos tejidos del rostro, Katie tendrá que tomar medicamentos toda su vida para favorecer su sistema inmunológico. El Departamento de Defensa de Estados Unidos fue el que corrió con los gastos del trasplante.
“Katie era el mejor suplente de un herido de guerra que jamás encontraría el Pentágono”, reseña National Geographic que además destaca la labor del Instituto de Medicina Regenerativa de las Fuerzas Armadas, cuya finalidad es mejorar los tratamientos para los uniformados que resultan heridos en guerra.
“Quería que la gente supiese lo asombrosa que es esta intervención y lo bella que es la vida. En resumen, quiero ayudar a otras personas”, expresó la joven en la entrevista, además de asegurar que quiere ir a la universidad y mostrar su historia con el objetivo de llamar la atención sobre las graves consecuencias de un intento de suicidio.
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