Un grupo de investigadores de la Universidad de Columbia pudo evidenciar que los niveles de radiación en algunas regiones de las Islas Marshall, en el Pacífico central, son mucho más altos que en las áreas afectadas por los desastres nucleares de Chernóbil y Fukushima.
De acuerdo con el estudio, Estados Unidos realizó varias pruebas nucleares durante la Guerra Fría, hace 60 años, pero a través de unos análisis de suelo, sedimentos oceánicos y una variedad de frutos se pudo comprobar que los niveles de radiación se mantienen en la actualidad.
El país norteamericano utilizó a este complejo de islas como un campo de pruebas para 67 pruebas de armas nucleares desde los años 1946 hasta 1958, causando catástrofes humanas y ambientales.
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En ese sentido, el equipo dirigido por Emlyn Hughes y Malvin Ruderman del Centro de Estudios Nucleares de Columbia, pudo evidenciar que la concentración de isótopos nucleares en algunas de las islas estaba muy por encima del límite de exposición legal establecido en los acuerdos entre los Estados Unidos y la República de las Islas Marshall.
Las bombas dejaron una contaminación radiactiva en estas islas con las cerca de 70 bombas nucleares que detonaron los EE.UU. las cuales dejaron una contaminación generalizada en las islas a lo largo de grandes cadenas de arrecifes (atolones) entre Australia y Hawai.
“La detonación nuclear más grande, “Castle Bravo”, en 1954 en el atolón Bikini, fue 1.000 veces más poderosa que cualquiera de las bombas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki”, reseña la investigación.
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De acuerdo con el estudio, las Islas Marshall han experimentado un rápido crecimiento desde la década de 1960, pero la mayoría de los residentes viven en dos islas que presentan aglomeraciones de personas que no pueden regresar a sus lugares de origen debido a la contaminación nuclear.
“Basándonos en nuestros resultados, llegamos a la conclusión de que para garantizar una reubicación segura en los atolones de Bikini y Rongelap, parece que es necesaria una remediación ambiental adicional para evitar la exposición potencialmente dañina a la radiación”, concluyeron los investigadores.
Finalmente, los científicos recomendaron que los residentes no deben regresen a varias islas deshabitadas hasta que las áreas sean limpiadas a fondo y se evalúen las condiciones de seguridad.