Un grupo de científicos australianos hallaron el fósil del loro más grande del mundo, el cual tenía aproximadamente un metro de altura y vivió hace unos 19 millones de años en Nueva Zelanda.
El loro fue bautizado con el nombre de Heracles inexpectatus, en alusión al dios-héroe de la mitología griega (Hércules, en la romana) lo cual denota su extraordinaria fuerza.
El investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), Mike Archer, explicó que esta ave se encontraba en lo alto de la cadena alimenticia, por lo que su dieta pudo ser variada y no solo estaría representada en las frutas.
“Heracles, al ser el loro más grande, sin duda tuvo un enorme pico que podía abrir de par en par lo que se le antojara, y puede que se alimentara con algo más que comida convencional para loros, incluidos otros loros”, explicó Archer.
Los expertos señalaron que hace 20 millones de años no había grandes mamíferos en Nueva Zelanda por lo que se puede intuir que, como la mayoría de loros, Heracles probablemente se alimentaba de plantas, aunque no se descarta una que otra especie de menor tamaño como los insectos.
El estudio, publicado revista científica Biology Letters, también destaca que el loro gigante vivió en un bosque subtropical con muchas especies de palmeras y laureles que le proporcionaba una importante variedad de alimentos no solo para él sino también para otras especies con las que convivía.
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El descubrimiento
Los investigadores descubrieron a Heracles cerca de la localidad de St Bathans, en el extremo meridional de la Isla Sur neozelandesa, en medio de unos fósiles que datan desde hace 19 millones de años.
De acuerdo con los expertos, esta zona es conocida por alojar fósiles de aves del período del Mioceno, siendo el único hábitat prehistórico con animales y pájaros terrestres que poblaron Nueva Zelanda desde que los dinosaurios habitaron la tierra hace 66 millones de años.
“Hemos excavado este yacimiento de fósiles durante 20 años y cada año se encuentran nuevas aves y otro tipo de animales”, indicó el paleontólogo Trevor Worthy, de la Universidad de Flinders, que también participó en el estudio.
En ese sentido, los expertos han destacado que Nueva Zelanda acogió a grandes aves como la extinta moa, parecida al avestruz y que pudo haber medido tres metros. Asimismo, de dos especies de gansos gigantes y otras especies no voladoras de gran tamaño que vivían en los bosques de la isla.
“Hasta ahora nadie había encontrado al loro extinto en ningún lugar. Si bien Heracles es una de las aves más espectaculares que hemos encontrado, sin duda aún hay muchas más especies inesperadas por descubrir en este depósito tan interesante”, resaltó Worthy.
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Finalmente, la curadora de investigación del Museo de Canterbury, Vanesa De Pietri, destacó que el depósito fósil revela una fauna muy diversa típica de climas subtropicales.
“Este era un lugar muy diferente con una fauna muy diferente a la que sobrevivió en los últimos tiempos con cocodrilos, tortugas, muchos murciélagos y otros mamíferos, y más de 40 especies de aves”, indicó De Pietri.