Guardar los dientes de leche de tus hijos, puede representar una esperanza para su salud a futuro o el de familiares cercanos. De acuerdo a nuevas investigaciones los dientes de leche albergan una carga importante de células madre; las cuales son capaces de prevenir enfermedades como es el caso del Parkinson, Alzheimer y hasta algunos tipos de cáncer.
¿Qué son las células madre?
Las células madre son consideradas la materia prima del cuerpo, “a partir de ellas se generan todas las demás células con funciones especializadas. Bajo las condiciones adecuadas en el cuerpo o en un laboratorio, las células madre se dividen para formar más células llamadas células hijas.”; explica Mayo Clinic.
Luego las células hijas se convierten en nuevas células madre o especializadas, encargadas de una función mucho más específica, como por ejemplo crear células del músculo cardíaco, cerebrales, óseas o sanguíneas. Cabe destacar que ninguna otra célula del organismo tiene la capacidad natural de generar diferentes tipos de células.
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¿Por qué guardar los dientes de leche?
Según un estudio publicado por el Centro Nacional para la Biotecnología de Estados Unidos, son los dientes de leche una fuente importante de células madre. Los cuales ayudan a regenerar tejido en diversas partes del organismo y hasta pueden servir para comprender mejor algunas afecciones.
Ya que los dientes de leche están menos expuestos a sufrir daños ambientales, esta fuente de células puede utilizarse en numerosos procedimientos médicos. Incluso podrían llegar a salvar la vida del niño a futuro.
A medida que vamos envejeciendo, la cantidad de células madre que retenemos comienza a disminuir ya que el organismo las utiliza para ir regenerando tejidos u órganos; en algunas ocasiones mueren y en otras simplemente pierden su capacidad regenerativa.
“Si puedes utilizar un diente de leche de un niño siempre va a ser una fuente de células madre más joven, con mejores capacidades que el diente de una persona de 50 u 80 años. Esto es uno de los problemas por los que a veces nos cuesta utilizarlas, porque la gran mayoría de patologías se desarrollan en personas en edad avanzada y, en algunos casos, estas pueden estar ya envejecidas o dañadas”; explica Ander Izeta, biólogo, responsable del Grupo de Ingeniería Tisular del Instituto Biodonostia y secretario de la Sociedad Española de terapia Genética Celular, al diario El País.
¿Para qué se usan las células madre?
Las células madre que se obtienen al guardar los dientes de leche o de alguna otra parte del organismo. Pueden ayudar a tratar y prevenir ciertas enfermedades, las cuales te explicamos a continuación.
Regeneran tejidos enfermos o dañados
Las células madre pueden orientarse a convertirse en células específicas que ayuden a regenerar o reparar tejidos enfermos o dañados del niño o un pariente cercano. Las terapias incluyen aquellas lesiones de la médula espinal, diabetes tipo 1, enfermedad de Parkinson, Alzheimer, esclerosis lateral amitrófica, quemaduras, accidentes cerebrovascular, cáncer y osteoartritis; afirma Mayo Clinic.
Las células madre en general, incluida las que se encuentran en los dientes de leche, pueden crecer hasta convertirse en tejido nuevo para su uso en trasplantes de medicina regenerativa.
Inyectar células madre, un tratamiento contra el fallo cardíaco
Otra razón para guardar los dientes de leche y usar las células madre, es que según una investigación publicada en la revista Circulation: Journal of the America Heart Association, inyectar a una persona con sus propias células puede resultar funcional para tratar el fallo cardíaco en fase terminal.
¿Cómo conservar los dientes de leche?
Para que los dientes de leche mantengan su funcionalidad regenerativa en el uso de células madre, es necesario guardarlos en las mejores condiciones de conservación a futuro. Por lo tanto se recomienda no meterlos en bolsas de plástico o estuches donde entren en contacto con algún tipo de bacterias. En la actualidad existen bancos de células madre, que se encargan de su conservación adecuada a futuro.
“Es importante que la apertura de la propia muela o diente se realice en unas condiciones asépticas después de haber limpiado bien el exterior de la pieza dental para garantizar que el propio cultivo celular no este contaminado por la flora que se encuentra en la boca del paciente”, comenta Izeta.
Luego agrega “es muy importante que las células de los dientes sean aisladas lo antes posible, ya que la tasa de supervivencia celular se reduce drásticamente a partir de 48 horas, especialmente las procedentes de pulpa dental”.
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