Benjamín Scharifker, rector de la Universidad Metropolitana y exrector de la Universidad Simón Bolívar, asoma la posibilidad de que los hechos de la administración de Nicolás Maduro se enfilarían a atentar contra la vida del sector educativo universitario, por medio de la asfixia económica y el control político de las directivas.
“Hay un asedio a las universidades desde muchos puntos de vistas, con la asignación de presupuestos mucho más bajos de lo que necesitan para operar, entre 5 % de lo que necesita, ya no hay recursos para pagar salarios al personal ni para hacer inversiones necesarias (laboratorios, aulas, comedores, transportes, becas, etc)”, denunció.
El rector resaltó a César Miguel Rondón que del lado privado se están ejecutando importantes esfuerzos para ayudar a los alumnos con el pago de matrículas, en vista de la inflación que también afecta a este sector, y en la búsqueda de alianzas y patrocinio para mantener salarialmente al personal académico y administrativo.
“1/ 3 de las matrículas las pagan los patrocinantes, otros alumnos son becados o trabajan en la universidad para tener el financiamiento y proseguir con sus estudios”.
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¿Y la institución?
Las autoridades académicas han alertado de la intención de la administración de Maduro de intervenir en la autonomía universitaria, tras la emisión de la sentencia 0324 por parte del cuestionado Tribunal Supremo de Justicia que ordena la realización de comicios internos con condiciones “ilegales e irregulares”.
Una de ellas divide a la comunidad en cinco secciones y quien obtenga la mayoría en al menos tres de esos gremios, obtendrá la victoria, “como si las universidades fuesen corporaciones”.
A esto se le suma la creación de universidades “a la medida” para formar cuadros afectos a la “revolución”, que “no han tenido éxito” porque los jóvenes venezolanos prefieren las casas de estudios tradicionales de la nación.
“Al ver que no ha logrado sustituir a la universidad autónoma y seria, con esas instituciones hechas a su medida, pareciera tener la intención de darle un zarpazo a las universidades y sustituir a las autoridades y designarlas a dedo para que no formen a personas con pensamiento crítico”.
Scharifker rescata los intentos y esfuerzos que hacen los alumnos y sus familiares por formarse en el país, a pesar de los obstáculos que impliquen estudiar en Venezuela actualmente.