El presidente de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional Venezolano (LVBP), Giuseppe Palmisano, explicó que asumió el mando del organismo apenas el mes de septiembre debido a la renuncia de la junta directiva, encabezada por Juan José Ávila.
Comenzó su trabajo con encuentros con cada uno de los presidentes de las novenas de beisbol para saber “si podíamos sacar la temporada con la condición de alejarnos del patrocinio del gobierno venezolano”, ya que desde las dos últimas campañas el Estado ha respaldado la LVBP y “como empresa, como liga privada, recibimos de parte de ellos ese patrocinio antes de las sanciones impuestas por el gobierno americano y antes que esas empresas fueran sancionadas”, señaló este martes a César Miguel Rondón.
Detalló que cuando ocurrieron las sanciones, su posición fue desligarse del Ejecutivo venezolano, cosa que los equipos aceptaron “pero eso condujo a tomar medidas” como empezar tardíamente al hacer una reducción del calendario por novena.
Esta decisión además trae como consecuencia la reducción en un 40% de los egresos y “la disminución de los importados, de ocho a seis, buscando generar menos egresos para poder compensar el no recibir el patrocinio de las empresas del gobierno venezolano y con otras medidas como bajar el tope salarial (…) y se logró llegar a un acuerdo que estaría entre 3.000 y 5.000 dólares mensuales por jugador”.
Explicó que los peloteros que vienen a jugar son jóvenes y de ligas independientes, peloteros que no están protegidos por la MLB que “necesitan trabajar, necesitan estar activos para que la Liga sea una vitrina y volver generar un interés de organizaciones fuera para tener oportunidad de otros contratos”.
Aseveró que aunque la LVBP “no será vistosa”, indicó que se hizo el esfuerzo de sacarla y no perder los 74 años que tiene saliendo de forma ininterrumpida. “Ahorita los jóvenes tienen una vitrina más importante porque comerán tanto banco al no estar los caballos”. Reconoció además que se disminuyó el nivel, “pero era tener algo a no tener nada”.
Reveló que la entrada promedio podría costar alrededor de $5. “No es un precio que pueda ayudar mucho a que los equipos generen ingreso de taquilla importante, pero sí nos garantiza que fluya un poco de gente. Los patrocinantes privados necesitan que también sus vehículos, que son sus equipos, que haya gente viendo sus marcas en los estadios”.