Desde la Segunda Guerra Mundial tanto Finlandia como Suecia estuvieron al margen sobre el ingreso a la Alianza Atlántica. Pero los líderes de cada nación cambiaron el rumbo de sus decisiones desde que inició la invasión de Rusia a suelo ucraniano. Por ello, tanto el gobierno de Suecia como el de Finlandia anunciaron su plan de solicitar su ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El pasado 15 de mayo, el presidente de Finlandia, Sauli Niinistö, confirmó que su nación comenzará oficialmente las gestiones para unirse a la OTAN.
En una rueda de prensa, al lado de su primera ministra Sanna Marin, el mandatario dijo que era un día “histórico, se abre una nueva era, nace una Finlandia protegida como parte de una región nórdica estable, fuerte y consciente de sus responsabilidades”.
Marin, por su parte, contó que espera que el Parlamento finlandés confirme su decisión: “En Finlandia todavía tenemos el proceso parlamentario por delante, pero confío en que el Parlamento debatirá esta decisión histórica con determinación y responsabilidad.”
Como si fuese poco, el gobernante del Partido Socialdemócrata de Suecia anunció su apoyo a la primera ministra Magdalena Andersson en iniciar también los procesos necesarios para que el país sea parte de la alianza militar internacional.
Andersson garantizó que con el ingreso del país al grupo, Suecia “solo logrará más seguridad y contribuirá a aumentarla como miembro de la alianza militar occidental”.
La decisión rompió una tradición de 80 años de no alineación que unía a Finlandia con Suecia desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Lo que hay detrás de la decisión
La razón detrás de ambas decisiones viene del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Finlandia lo toma como una medida de seguridad ante la hostilidad que crece por parte de Rusia. En el caso de Suecia, la primera ministra aseguró que “no es algo contra Rusia”, pero si su país fuese el único de la región báltica fuera de la OTAN, eso representaría “una posición muy vulnerable” para la nación.
Un día antes del anuncio oficial, el presidente de Finlandia tuvo una conversación con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en la que el gobernante le advirtió que se vería forzado a “tomar medidas de represalia” si continuaban los finlandeses en ingresar a la OTAN.
“Vemos una Rusia muy diferente a la de antes de la guerra de Ucrania. Todo ha cambiado, no podemos confiar en que el vecino ruso será pacífico si nos quedamos solos. La decisión de entrar en la OTAN la tomamos para que nunca más haya guerras en Finlandia”, aportó la primera ministra Marin.
¿Qué se puede esperar ahora?
Tanto Finlandia como Suecia necesitan la aprobación de sus respectivos Parlamentos para llevar adelante la solicitud formal de adhesión a la OTAN.
En el caso finlandés, la aprobación se da casi por hecho, pues hay un consenso casi unánime entre las distintas facciones que lo componen. Por su parte, Suecia tiene una situación similar, pues la principal fuerza política, los socialdemócratas, decidieron apoyar la solicitud de entrada a la coalición militar. Esto hace que haya un acuerdo con el resto de los partidos que ya estaban a favor de la moción.
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¿Cómo se ingresa a la OTAN?
Para que un país entre a la Alianza Atlántica, los 30 Estados miembros deben votar de forma unánime. Solo Suecia y Finlandia no forman parte de la coalición entre los cinco países nórdicos y pese a que existe un consenso general con respecto a la adhesión de ambas naciones, hay un país que podría bloquear con su voto: Turquía.
El gobierno turco se opone a la entrada de ambos países por el apoyo de ambos candidatos al Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK).
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que ambos países tendrán prioridad en sus gestiones: “Finlandia y Suecia están preocupados por el período interino”, dijo. Pero también contó que los miembros discuten acelerar los protocolos de ingreso y de hacerlo; hecho que se considera como la incorporación más rápida en la historia de la OTAN.
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