La organización no gubernamental Transparencia Venezuela, recordó que desde 2013 alertó sobre la situación del transporte público, que se agravó en 2018 con “la ruina del sistema Metro de Caracas y paralización de las obras de ampliación que ha derivado” en lo que es hoy en día el servicio.
Las líneas existentes del subterráneo “no cubren la demanda y los proyectos para ampliarlas se encuentran paralizadas desde que reventó el escándalo de la empresa constructora Odebrecht en Brasil”.
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Datos de la Comisión de la Administración y Servicios de la Asamblea Nacional, la Línea 1, la principal, opera con apenas 24 trenes, 12 menos de lo necesario, además de las constantes fallas de las escaleras mecánicas, torniquetes y sistemas de aire acondicionado y retrasos
Los retrasos y el congestionamiento son constantes. La falta de seguridad, comodidad y rapidez, así como de la conducta ciudadana exhibida en sus instalaciones moldeada gracias a un estricto manual de 42 normas ha quedado en el olvido.
En un informe de la ONG publicado en 2018, dio cuenta de que 75,6 % manifiesta que el servicio es muy malo, mientras que el resto de los encuestados lo considera malo 18,8 % o regular 5,7 %.
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Los otros factores que, según la encuesta, inciden el deterioro del servicio son el incumplimiento del convenio del pasaje preferencial para estudiantes y tercera edad (24,4%), las fallas en la culminación de las obras del Metro (19, 9%), así como el control permanente del precio del pasaje mínimo (13,6%).
De los encuestados, 30,9 % de quienes respondieron afirman que invierten cuatro horas de su día para trasladarse en transporte público, mientras que 29,7 % estima que necesitan al menos dos horas para movilizarse durante una jornada. Solo 7,4 % dice que pasa menos de una hora en el transporte público.
Esto se suma a los ajustes constantes en la tarifa del pasaje urbano y la caída del poder adquisitivo. Actualmente el sueldo mínimo es de 7 dólares mensuales.
