La Universidad CES de Medellín (Colombia) implantó con éxito un marcapasos a un gato que fue ingresado a su centro de veterinaria y zootecnia por el riesgo de muerte que sufría debido a un bloqueo auroventricular que le provocaba frecuentes desmayos.
La intervención de ‘Romeo’, un felino de raza Maine Coon y de nueve años de edad, fue practicada por un equipo interdisciplinario conformado por siete personas, entre ellos profesionales de salud humana y de medicina veterinaria, siendo la primera vez en Colombia que se hace este procedimiento en gatos.
La médica veterinaria y zootecnista María Adelaida Mejía detalló que el animal llegó al centro con un “problema eléctrico” que paraba su corazón y le producía desmayos aproximadamente cada minuto mientras se “reiniciaba”.
“El gato mejoró un poco con medicamentos, pero el equipo de expertos decidió implantar un marcapasos para mejorar su calidad de vida”, señaló Mejía, y agregó que este procedimiento “no es común en Colombia ni en el mundo”.
Ante la complejidad del procedimiento, realizado el pasado 24 de enero tras una planificación de un mes, el felino pasó por distintas fases que iniciaron con una inducción y anestesia, continuó con un abordaje de tórax para hasta llegar al corazón y finalizó con la colocación del dispositivo.
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El cirujano cardiovascular Luis Andrés Vélez, que participó en la implantación del marcapasos, indicó que fue un “desafío” esta intervención en Romeo al no estar acostumbrados a trabajar con animales, así que debieron apoyarse en la literatura y en experiencias exitosas en Estados Unidos y Europa.
Detalló que en este caso, al gato, que ahora cuenta con una expectativa de vida de 15 a 16 años, le implantaron dos electrodos con su corazón latiendo.
“El tamaño el corazón de Romeo es pediátrico, es como el corazón de un bebé. Eso lo hizo más complejo, además de su ubicación, para poder llegar hasta allá e implantar en una zona que viéramos que era sana y en la que pudiera funcionar eléctricamente el marcapasos”, dijo a Vélez.
La configuración del marcapasos, según explicó el cardiólogo electrofisiólogo Juan Carlos Díaz, fue distinta a la realizada para un humano, pues los felinos tienen pulsaciones distintas y requieren de una adaptación especial.
“Había que sincronizar el aparato con Romeo, pues su frecuencia es distinta cuando duerme y está en movimiento”, precisó.
Los dueños del gato señalaron que los “síncopes (desmayos) desaparecieron” y ahora está mucho “más activo”, pues su problema cardíaco le impedía jugar.