Hoy se celebran 45 años de un hecho que marcará por siempre la historia de Vietnam: el fin de la guerra y la reunificación entre el Norte y el Sur. Hoy se conmemoran las vidas de al menos tres millones de vietnamitas y cerca de 58.000 estadounidenses que murieron en medio de este conflicto.
Como dice el viejo refrán: la unión hace la fuerza. Vietnam es uno de los países con más unión, un arma poderosa que les ayudó a concluir la guerra hace 45 años y hoy, más que nunca, la utilizan para luchar contra el coronavirus. Gracias a ello tan solo registran 270 contagios y ningún muerto hasta ahora.
“Por el momento podemos decir que Vietnam ha repelido la COVID-19”, declaró el martes el primer ministro, Nguyen Xuan Phuc.
Pese a esta victoria momentánea, todavía se respira prudencia en las ciudades vietnamitas, que amanecieron hoy engalanadas con pancartas conmemorativas. También relucieron las banderas nacionales en las calles y los balcones.
A diferencia de años anteriores, la celebración de los 45 años sin guerra en Vietnam estuvo precedida por la prevención. Evitaron los habituales desfiles militares y otros actos multitudinarios por precaución sanitaria.
En la antigua Saigón, renombrada como Ho Chi Minh tras la entrada de las tropas del Frente Nacional de Liberación de Vietnam y el ejército norvietnamita el 30 de abril de 1975, los grandes fastos de otras ocasiones han sido reemplazados por actos privados con un máximo de 30 asistentes retransmitidos por internet.
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Después de la guerra llegó la reunificación en Vietnam
El fin del conflicto, en el que murieron unos tres millones de vietnamitas y 58.000 soldados estadounidenses, marcó la anexión al régimen comunista del norte de Vietnam del Sur, apoyado por Washington hasta 1973.
El 30 de abril de 1975, celebrado como día de la Reunificación, puso fin a más de dos décadas de enfrentamientos que dejaron un país partido en dos. Esto, sin contar con las decenas de miles de exiliados y heridas que han seguido supurando hasta ahora.
Esas rencillas parecen haberse mitigado desde el inicio de la crisis del coronavirus. La población se puso detrás de sus líderes e incluso los grupos disidentes rebajaron el tono de sus críticas para priorizar la conjura contra la epidemia.
Vietnam recobra poco a poco la normalidad estos días. Los vuelos nacionales aumentan su frecuencia. Los establecimientos de ocio, obligados a cerrar desde el inicio de abril, están reabriendo. El teletrabajo vuelve a ser minoritario y las escuelas han anunciado un plan de reapertura progresiva en mayo después de tres meses clausuradas.
La retórica esperanzadora
Desde que comenzó su enérgica lucha contra el coronavirus, a finales de enero, el régimen comunista de Hanói no ha dudado en usar una retórica bélica en sus discursos. Siempre acompañada de la propaganda en las calles y en los medios de comunicación estatales.
“Todos los negocios, todos los ciudadanos, todas las zonas residenciales tienen que ser una fortaleza para contener la epidemia”, dijo el primer ministro en marzo durante uno de sus discursos.
“El país se ha unido mucho, como en una guerra, el virus es un enemigo que puede matar a mucha gente y tenemos que unirnos contra él”, comentó a Efe Ngoc Chau, una guía turística de Ho Chi Minh.
Hiep Le Duc, un joven artista que ha rejuvenecido el arte propagandístico tradicional, coincide con que nunca había visto “semejante espíritu de unidad y solidaridad” en la población vietnamita.
Unidos, sin guerra, pero con falta de recursos
Algunos analistas también comparan la estrategia para frenar el virus con la empleada durante la guerra por las fuerzas comunistas. Aprovechan al máximo sus escasos recursos frente al enemigo, apoyado por el poderoso ejército estadounidense.
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Consciente de la precariedad de su sistema sanitario, Vietnam tomó medidas preventivas a tiempo. La cancelación de las rutas comerciales con China y el cierre de las escuelas desde principios de febrero. Incluso, tomaron medidas cuando el país apenas contaba con una decena de casos.
En lugar de los confinamientos masivos decretados en otros países, el país comunista optó por cuarentenas selectivas en pueblos o vecindarios donde se hubieran detectado focos de contagio.
Esa ha sido también la estrategia para las pruebas de detección del coronavirus. Están reservadas para las personas en riesgo por haber estado en contacto con otros infectados o por llegar de otros países antes del cierre de las fronteras.
Hasta el momento, Vietnam ha realizado 261.004 pruebas. Parece un cifra relativamente baja para un país de 96 millones de habitantes, pero con el mayor número de pruebas por caso positivo del mundo.
Todd Pollack, profesor asociado de Medicina en Harvard y director de la Asociación para el Progreso de la Salud en Vietnam considera que las cifras oficiales parecen fiables.
El experto atribuyó la insólita cifra de cero muertes a la relativa juventud de los pacientes de Vietnam (menos del 10 por ciento son mayores de 60 años). También resaltó la estrategia de rastreo rápido y aislamiento de posibles contagios. Todo sumado ha frenado los contagios locales y ha evitado la saturación de los hospitales.
Mientras las calles van recuperando su bullicio habitual, las autoridades advierten de que la guerra entra en una nueva fase: la de reactivar la economía después de tres meses de actividad reducida.
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