El laboratorio de ideas Carbon Tracker reveló en un informe que la industria de combustibles fósiles se encuentra en un “declive” debido a la caída de la demanda y el creciente riesgo de inversión en este sector a nivel mundial.
De acuerdo con el informe, este escenario conllevará a que el valor de las reservas de petróleo, gas y carbón se reduzcan en casi dos tercios en el planeta.
En ese sentido, este laboratorio de ideas sin ánimo de lucro con sede en Londres advierte que la industria de los combustibles fósiles se encuentra en estado de “declive terminal”; debido a la competencia que plantean las políticas gubernamentales, cada vez más estrictas, de tecnología limpia y medioambientales.
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El informe ‘Declive y caída: El tamaño y la vulnerabilidad del sistema de combustible fósil’; evidencia que la pandemia del coronavirus está ahora acelerando la crisis en este sector. Además, la demanda de petróleo, carbón y gas podría ya haber alcanzado su punto álgido.
Asimismo, también prevé que la caída en el valor de esas reservas afectará a la economía global; “golpeando empresas, mercados financieros y países dependientes de las exportaciones”.
El análisis considera que la crisis del COVID-19 está ahora intensificando la caída de la industria del combustible fósil, e indica que la demanda de crudo podría caer en un 9 % durante 2020, según datos de la Agencia Internacional de Energía.
Un impacto en la economía mundial
El tamaño de la economía del combustible fósil hace pensar que su declive podría suponer una amenaza significativa a la estabilidad financiera global.
Recuerda que el Banco Mundial cifró en 2018 los futuros beneficios derivados del petróleo, gas y carbón en 39 billones de dólares, pero alerta de que si la demanda cae un 2 por ciento anual, ese valor decrecería en casi dos tercios, hasta los 14 billones de dólares.
“Estamos presenciando el declive y caída del sistema de combustible fósil. La innovación tecnológica y el apoyo de las políticas está llevando la demanda de combustibles fósiles a su punto álgido en cada sector; y la pandemia del COVID-19 lo ha acelerado”, afirma el analista de energía y autor del informe, Kingsmill Bond.
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Según valoró ese estratega, esto supone “una oportunidad enorme para que los países que importan combustibles fósiles puedan ahorrar trillones de dólares; pasándose a una economía de energía limpia en línea con el Acuerdo de París”.
“Ahora es el momento de planear dejar, de manera ordenada; los activos de combustibles fósiles y de gestionar el impacto en la economía global en lugar de intentar sostener lo insostenible”, agregó.
El documento vaticina que la caída de la demanda y los suministros de más afectarán a los beneficios de las empresas y los precios de las acciones; los cuales descenderán.
Además, prevé que muchas compañías se verán forzadas a recortar sus dividendos, cancelar inversiones o incluso llegar a declararse en quiebra.
También destaca que el impacto en los mercados globales será enorme y alerta de que un colapso de los beneficios derivados de los combustibles fósiles podría amenazar la estabilidad de los llamados “petroestados”, como Arabia Saudía, Rusia, Iraq, Irán y Venezuela.
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