En la madrugada del 24 de febrero, Rusia dejó a un lado sus amenazas hacia Ucrania para materializar el “deseo” del presidente Vladimir Putin de invadir y hacerse con el control de su vecino país, desde entonces ya se han cumplido dos semanas de una guerra que parece no terminar pronto.
La oficina de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos ha registrado el número de víctimas mortales y ha informado que en estos primeros 15 días de conflicto ha dejado 516 civiles (37 niños) y otros 908 heridos en Ucrania. Sin embargo, los pronósticos no son alentadores y la misma ONU estima que la cifra es mucho mayor.
De los fallecidos, 111 se confirmaron en las regiones orientales prorrusas de Donetsk y Lugansk, mientras que los otros 405 se reportaron en otras zonas del país controladas por el Gobierno ucraniano entre ellas la capital Kiev o las ciudades, Jersón, Járkov, Zaporizia Mariúpol, Sumy y Mikolaiv.
Estados Unidos calcula que hasta 6.000 soldados rusos y un máximo de 4.000 ucranianos pueden haber muerto en las dos primeras semanas de invasión de Ucrania, según reportó una fuente oficial a la cadena televisiva CBS News.
La cifra de bajas en las filas de Rusia es muy superior a la que proporcionó apenas este martes el director de Inteligencia del Pentágono, general Scott Berrier, quien habló de entre 2.000 y 4.000 militares rusos muertos en combate, durante una audiencia ante el Congreso estadounidense.
Los bombardeos sustituyeron el canto de los pájaros y aunque fue una guerra avisada por Putin, los ucranianos vivían día a día como si cada una de las palabras del presidente ruso fuesen letra muerta. El Gobierno tampoco creyó las amenazas del Kremlin y la población fue haciendo su vida sin temor al futuro próximo.
A Putin no le tembló el pulso para ordenar a sus tropas a realizar lo que él ha llamado “una operación militar especial”, que no ha sido más que un ataque en el que la población civil ha sido la más afectada.
Desde el primer día, los ciudadanos ucranianos comenzaron a evacuar (en su mayoría mujeres y niños) las zonas tomadas por Rusia y hasta el momento se han registrado más de 2,2 millones de refugiados de los 44 millones de habitantes civiles, un número que podría superar los cinco millones en tiempo récord, según la Oficina de Refugiados de la ONU (ACNUR).
De hecho, las autoridades han asegurado que la cifra de refugiados es la mayor que se ha contabilizado en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Rusia insiste en sus exigencias para poner fin a la invasión, como la neutralidad y desmilitarización de Ucrania y un reconocimiento ucraniano de la soberanía rusa sobre la península de Crimea y de la independencia de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugangsk.
En este tiempo de conflicto armado, Rusia ha cedido a una negociación con Ucrania. Desde entonces, ya se han registrado tres encuentros entre las delegaciones de ambos países en Bielorrusia, pero fuera de los diálogos los ataques hacia Ucrania no cesan y las conversaciones no arrojan resultados favorables.
Hospitales, zonas residenciales y hasta los corredores humanitarios han sido bombardeados por las fuerzas invasoras, pese al acuerdo en las negociaciones de un alto el fuego y de permitir la salida de personas hacia países como Polonia (el principal de acogida), Moldavia, Eslovaquia, entre otros países de Europa.
Aún así, Rusia no ha logrado cumplir con su objetivo, y lejos de desmotivarse, avanza en Ucrania llevándose todo lo que consiga en su camino. Por ahora solo ha controlado el 10% del país, según CNN, y sus ataques se han concentrado en zonas del sur y oriente del país; mientras que Kiev ha logrado resistir la ofensiva rusa.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha enfrentado a su enemigo con firmeza y ha resistido de la mano de su gabinete ministerial, soldados y civiles para defender al país de las intenciones y el asedio de Putin.
Ucrania ha mostrando su músculo militar y ha mantenido a raya a los rusos, algo que no se esperaba, y mucho menos cuando funcionarios estadounidenses aseguraban que la capital caería en manos rusas en 48 a 72 horas desde la llegada de las tropas rusas.
Desde que llegaron las tropas de Putin a Ucrania, Zelenski ha pedido ayuda a la comunidad internacional y ha implorado a los países occidentales una respuesta inmediata ante el feroz ataque de Rusia: “Tomen una decisión lo más rápido posible, ¡envíennos sus aviones!”, dijo en un video publicado en Telegram.
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También ha advertido que millones de personas pueden morir si los países occidentales no prestan apoyo aéreo contra la invasión rusa y “cierran” el cielo de Ucrania.
“En el futuro será demasiado tarde. Créame, si esto se prolonga de esta manera, verá cómo acabarán cerrando el cielo, pero perderemos a millones de personas”, dijo Zelenski en una entrevista emitida por el canal británico Sky News.
Polonia está dispuesta a entregar a Ucrania sus cazas MiG-29, como insiste Kiev, pero la OTAN y EE.UU. ha rechazado esa posibilidad ya que crearía un escenario muy peligroso de enfrentamiento directo con Rusia arrastrando a otros países a esta guerra.
Mientras tanto, el mundo también ha visto a los civiles ucranianos (hombres en su mayoría) hacer resistencia ante las fuerzas invasoras. Quienes han decidido quedarse a defender el país han desplegado barricadas y han colocado obstáculos para retrasar los planes del Kremlin, al mismo tiempo en que han recibido un rápido entrenamiento para manejar armas.
El presidente Putin y sus aliados durante esta invasión tendrán que responder ante un tribunal los crímenes de guerra que se comentan en Ucrania. El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, pidió que el mandatario ruso sea juzgado por el tribunal de “crímenes contra la paz” que fue el mismo que se usó para los criminales de la guerra nazi.
Estados Unidos ha tenido acceso a información “creíble” sobre crímenes de guerra perpetrados por Rusia en su invasión a Ucrania, especialmente ataques dirigidos contra civiles, dijo el domingo el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken.
El presidente estadounidense., Joe Biden, ya acusó esta semana a Rusia de estar bombardeando a civiles intencionadamente. Por ejemplo, la ciudad de Mariúpol fue testigo del gran asedio ruso luego de que un hospital materno infantil fuera bombardeado.
Además, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo tener información sobre el uso por parte de Rusia de bombas de racimo, que son especialmente devastadoras contra la población civil porque antes de impactar contra el suelo liberan de manera aleatoria una multitud de pequeños artefactos.
Por petición de casi 40 países, la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) ha abierto una investigación en Ucrania por crímenes de guerra y de lesa humanidad.
De esta forma, Ucrania sigue resistiendo la ofensiva rusa en medio de una guerra que parece no tener una solución en el corto plazo; mientras que Rusia enfrenta las consecuencias de las fuertes sanciones de Occidente en contra de su economía y se niega a desistir de esta invasión a pesar de los llamados de la comunidad internacional.
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