La pandemia del COVID-19 llevó a la comunidad científica a trabajar contrarreloj para investigar este virus y desarrollar una vacuna en un periodo de año, siendo un hito histórico ante la apremiante necesidad de encontrar una salida a la crisis sanitaria, social y económica que atraviesa el mundo.
Este escenario llevó a los gobiernos, universidades y a las compañías farmacéuticas a volcarse directamente en la financiación y consolidación de investigaciones para el desarrollo de biológicos que enfrentaran el COVID-19.
Los resultados preliminares de ensayos provocaron un aumento considerable por las demandas de esas dosis de las vacunas, un hecho que para muchos sectores se habría convertido en la gallina de huevos de oro para los laboratorios.
En ese sentido, los expertos han planteado la necesidad de vacunar entre el 70 %, posiblemente hasta el 90 %, de la población mundial para poder alcanzar la denominada inmunidad de rebaño frente a la enfermedad, por lo que miles de millones de dosis tienen que ser fabricadas para alcanzar este objetivo.
– Miles de millones de dólares de ganancias
La farmacéutica estadounidense Pfizer anunció que solo en lo que del año 2021 las ventas de su vacuna contra el COVID-19, desarrollada junto a la sociedad alemana BioNTech, se sitúan en 15.000 millones de dólares.
“Si se suman las otras vacunas contra el coronavirus, el mercado podría tener resultados de 30.000 a 40.000 millones de dólares este año”, explicó Loïc Chabanier, de la consultora Ernest & Young. Un volumen de ventas anual mayor que el del conjuro de las demás vacunas.
La venta a la Unión Europea de 160 millones de vacunas de Moderna a 18 dólares la dosis (como reveló accidentalmente en Twitter la responsable de economía belga), representa para la firma estadounidense un beneficio hipotético de 3.000 millones de dólares.
¿Cuál es el margen de ganancia?
Los especialistas consideran difícil determinar el margen de ganancia para los laboratorios, ya que los precios de una vacuna varían mucho de una empresa a otra, así como la tecnología y la estrategia utilizadas.
La anglo-sueca AstraZeneca anunció que mientras dure la pandemia venderá sus dosis a precio de fabricación, 2,16 dólares la unidad; mientras que Pfizer espera conseguir un margen antes de impuestos de entre el 25 % y el 30%.
En cualquier caso, la pandemia ha hecho saltar por los aires el modelo económico tradicional, considera Loïc Chabanier.
“Al principio, las vacunas son poco rentables, el beneficio se logra a largo plazo. Pero ahora son rentables desde el primer momento debido a la fuerte demanda”, indicó Chabanier.
Ver más: ¿La pandemia de la COVID-19 terminará cuando todos los países accedan a las vacunas?
Sin embargo, los especialistas han explicado que a pesar de que se habla de un posible margen de ganancia es importante reconocer que las farmacéuticas también tuvieron que asumir unos riesgos al desarrollar las vacunas.
“Invirtieron sin saber con lo que se iban a encontrar. Muchos candidatos a conseguir la vacuna abandonan el proyecto en esta primera fase. Por ejemplo, Pfizer invirtió cerca de 2.000 millones de dólares en su investigación, aunque van a recuperarlos rápido” explica Christelle Cottenceau, directora de la consultora francesa Alcimed.
¿Gana quien primero llegue?
Los primeros laboratorios en conseguir la vacuna logran una posición privilegiada en el mercado porque consiguen pedidos inmensos. Sin embargo, esto no significa que no haya sitio para los demás productores.
“Dadas las dimensiones y del impacto global de la pandemia, hay sitio para unos cuantos actores. Los que lleguen después tendrán una ventaja logística”, aseguró Jean-Jacques Le Fur, analista de Bryan, Garnier & Co.
Sin embargo, la comunidad científica todavía tiene varias incertidumbres ante el escenario de que el COVID-19 se convierta en un virus endémico y se tenga que vacunar a la población en cierto periodo de tiempo ante la aparición de nuevas variantes.
Según una estimación reciente de GlobalData, las ventas de la vacuna de Pfizer/BioNTech podrían incluso bajar un 80% durante el 2022 por la efectividad que podrían tener otras vacunas, por lo que posiblemente las farmacéuticas tendrán que adaptar sus biológicos ante este nuevo escenario.
¿Cambio de paradigma en el sector de las vacunas?
Los especialistas han explicado que el COVID-19 podría poner las cartas boca arriba en un sector muy cerrado como el de las vacunas y abriría la posibilidad de que más compañías tengan protagonismo en este sector.
Precisamente, cuatro “mastodontes” concentran el 90% de esta industria, según EvaluatePharma: las farmacéuticas estadounidenses Pfizer y Merck, la británica GSK y la francesa Sanofi.
Sin embargo, Chabanier consideró que la llegada de las vacunas de ARN mensajero (la innovadora tecnología desarrollada por Moderna y Pfizer) “cambiará probablemente parte de la situación” al demostrar ser efectiva y segura.
“Podemos imaginar incluso una combinación de vacunas de la gripe y del coronavirus”, prevé Le Fur, al explicar que este escenario sería posible por los beneficios que tienen este tipo de tecnología.
Lo cierto, es que la torta a repartir con las nuevas vacunas puede ser la puerta de entrada para actores de la biotecnología, como los rusos y los chinos, que tanto han dado que hablar en los últimos meses.
Hasta el momento, el mundo cuenta con al menos seis vacunas que han sido aprobadas en diferentes países: Pfizer/ BioNTech, Moderna, AstraZeneca /Oxford, Sputnik (Rusia), Sinovac y Sinopharm (China); pero se espera que próximamente la vacuna de Johnson & Johnson y Novavax puedan recibir autorización de uso.
El mundo sigue concentrado y expectante en la producción de las vacunas y que las farmacéuticas puedan responder a la alta demanda de dosis que requieren los países con el objetivo de inmunizar a gran parte de la población en el menor tiempo posible frente al COVID-19.