La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aseguró que el coronavirus provocará la mayor contracción de la economía mundial desde la Gran Depresión y empujará a millones de personas a la pobreza.
El organismo presentó una revisión de sus previsiones económicas para tener en cuenta el impacto del COVID-19, con unas cifras que, aunque no son exactamente iguales; van en la misma línea de las de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En ese sentido, la ONU espera que la economía mundial se contraiga este año un 3,2 %, con una caída especialmente fuerte en las economías más desarrolladas.
De acuerdo con las proyecciones, habrá desplomes del 5,8 % en la zona euro, del 5,4 % en el Reino Unido, del 4,8 % en Estados Unidos o del 4,2 % en Japón.
Latinoamérica estará también entre las zonas más golpeadas, con una contracción del 5,4 % en su conjunto y caídas del 5,5 % para Sudamérica; así como del 5,4 % para México y Centroamérica.
La ONU también aseguró que China, país donde se originó la pandemia; logrará cerrar el 2020 con crecimiento y registrando un alza de un 1,7 % en su producción económica; aunque muy lejos de las proyecciones previas a la crisis.
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En ese sentido, el mundo perderá casi 8,5 billones de dólares en producción económica durante los próximos dos años como consecuencia de la pandemia; un retroceso que eliminará prácticamente los avances de los cuatro años anteriores.
La ONU también alertó que esta realidad podrían terminar peor ya que estas previsiones se basan en un escenario en el que las medidas de confinamiento y parálisis económicoa no van más allá de la mitad del año y permiten un rebote de la actividad durante el tercer trimestre.
Ante esta situación, la ONU ofrece un “peor escenario posible”; en el que tiene en cuenta la hipotética prórroga del confinamiento en algunas de las economías más avanzadas y una segunda oleada de infecciones.
En esa situación, la economía mundial puede llegar a contraerse un 4,9 % en 2020 y otro 0,5 % en 2021.
UNA RECUPERACIÓN COMPLEJA
Las Naciones Unidas considera que lo probable es un rebote de la actividad más rápido, que permita por lo menos una recuperación modesta en 2021.
Su previsión para el año próximo es un crecimiento del 4,2 % a escala global, con un alza del 3,4 % en las economías más avanzadas y del 5,3 % en las economías en desarrollo.
Sin embargo, existen muchas dificultades para un rebote fuerte de la economía mundial; empezando por la posibilidad de que muchos negocios no sobrevivan a esta fase o a las limitaciones que se les puedan imponer para controlar la pandemia y por la previsible caída del consumo privado.
Es por eso que lo más probable es “una recuperación lenta incluso en un escenario positivo” y advirtió que puede producirse un aumento global del desempleo de forma “permanente”.
AUMENTO EXPONENCIAL DE LA POBREZA
La ONU también resaltó que la pandemia va a provocar un fuerte aumento de la pobreza y se prevé que que 34,3 millones de personas caerán en 2020 por debajo de la línea de la pobreza; más de la mitad de ellas en países africanos.
De acuerdo con los proyecciones, la crisis puede dejar a 130 millones de personas más viviendo en extrema pobreza para 2030; lo que supondría un golpe devastador para los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la organización.
Además, la actual crisis está afectando desproporcionadamente a trabajadores poco cualificados y de bajos ingresos; y amenaza con seguir haciendo crecer la desigualdad tanto dentro de los países como entre naciones.
RECOMENDACIONES PARA LOS GOBIERNOS
Los expertos de Naciones Unidas subrayan la necesidad de cooperación internacional para apoyar a los países con más dificultades y piden aliviar la deuda de naciones que lo necesiten.
En ese sentido, estas ayudas deben ser focalizadas especialmente en los países que dependen de materias primas y del turismo ya que necesitarán tener un “espacio fiscal” para poder superar la crisis.
Además, la ONU advierte del riesgo de que los grandes paquetes de estímulo contribuyan sobre todo a una rápida recuperación en los mercados; pero dejen de lado inversiones productivas que son necesarias para proteger y generar empleo y evitar un aumento mayor de la desigualdad.
En ese sentido, la organización reconoció la compleja situación a la que se enfrentan los gobernantes; los cuales están obligados a combinar la respuesta sanitaria con la económica en un contexto marcado por las dificultades.
“Los Gobiernos tienen que contener la pandemia y a la vez minimizar su impacto económico. El equilibrio entre salvar vidas y salvar trabajos es tan difícil como necesario”, señaló Elliott Harris, economista jefe de Naciones Unidas.
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