La Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que el número de contagios de COVID-19 disminuyó en un 16 % la semana pasada en el mundo, mientras en Europa ya se siente un inconformismo frente a las medidas restrictivas, a pesar de que la vacunación avanza lentamente y de forma desigual en el mundo.
El número de nuevos casos de COVID-19 registrados en el mundo se situó en 2,7 millones y el número de muertes cayó en 10% en la última semana. Sin embargo, la OMS ha insistido en la necesidad de mantener las medidas de lucha contra el coronavirus en los países.
“La caída de contagios, por quinta semana consecutiva, muestra que simples medidas de salud pública funcionan, incluso con presencia de variantes”, indicó Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, quien advirtió que “si dejamos de combatir el fuego desde algunos de los frentes, volverá con fuerza”.
En ese sentido, África y Asia Oriental tuvieron los descensos más destacados en contagios de COVID-19 con un 20%, mientras que en Europa el descenso fue del 18 %, en América del 16 %, en el sur de Asia del 13 % y Oriente Medio fue la excepción, con un incremento del 7 %.
África y Europa fueron las regiones donde el descenso de los fallecimientos fue mayor (21 % y 19 % respectivamente), aunque el descenso fue generalizado, incluso en los países de Oriente Medio.
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La OMS también le viene haciendo un seguimiento a las variantes británica, sudafricana y brasileña del COVID-19, las cuales han demostrado ser más contagiosas que las cepas originales.
De esta forma, se ha podido establecer que la mutación británica ya se ha detectado en 94 países, la sudafricana en 46 y la brasileña en 21 naciones.
Mientras el mundo registra un descenso en los contagios de COVID-19, la corte de apelaciones de Holanda suspendió el fallo de otro tribunal que había ordenado levantar de inmediato el toque de queda impuesto el 23 de enero por el gobierno holandés para frenar la epidemia de COVID-19 en el país.
El toque de queda, el primero en Holanda desde la Segunda Guerra Mundial, ha provocado al igual que en otros países, protestas masivas, con decenas de arrestos. La corte que ordenó su levantamiento consideró que era un “violación profunda del derecho a la libertad de movimiento y a la vida privada” de las personas.
En otros países de Europa, la frustración, cólera y el hastío también se dejan sentir. La semana pasada, el parlamento checo se negó a prolongar el estado de emergencia como solicitaba el gobierno y en Viena ha habido protestas contra las medidas.
“¡He perdido mi trabajo, soy enfermera y ya no quería llevar más esta mascarilla de mierda!”, dijo Sigrid, en una manifestación que pedía la renuncia del canciller, Sebastian Kurz.
En Europa, Oceanía y Asia, comenzando por China -donde fue detectado el virus en diciembre de 2019-, las autoridades también ha tomado medidas estrictas en las zonas donde se detectan brotes y las combinan con diagnósticos masivos.
En poco más de un año, la pandemia del coronavirus ha causado la muerte a 2,4 millones de personas en todo el mundo y ha infectado a casi 110 millones. En este momento hay restricciones en vigor en prácticamente toda Europa, mientras la vacunación avanza mucho más lentamente de lo previsto.
La farmacéutica estadounidense Johnson & Johnson (J&J) solicitó la autorización para su vacuna en la Unión Europea por lo que se espera que haya una decisión hacia mediados de marzo y permita avanzar más rápido en la inmunización en la población ya que requiere una sola dosis.
Vacunación marcada por la inequidad
En el mundo se han administrado más de 184 millones de dosis de vacunas contra el COVID-19 en al menos 96 países o territorios.
A escala mundial, los países de renta “alta” y “media alta” (según el Banco Mundial) concentran más de nueve de cada diez dosis (93%), mientras que sólo albergan a una mitad (53%) de la población mundial.
Estados Unidos es el país que más vacunas ha aplicado con 55.2 millones de vacunas, seguido por Israel con 6.7 millones, Brasil (5.6 millones), Emiratos Árabes (5.2 millones) y Chile con 2.3 millones de vacunas.
En América Latina, donde la pandemia ha causado la muerte a más de 642.000 personas e infectado a 20 millones, la vacunación avanza de manera desigual y en algunos casos con irregularidades, como en Perú, donde miembros del gobierno se vacunaron antes del inicio de la campaña.
Brasil, segundo país del mundo con más decesos por COVID-19 después de Estados Unidos, con casi 240.000 fallecidos, solo ha vacunado a un 2% de sus 212 millones de habitantes debido a la ausencia de directrices claras del gobierno de Jair Bolsonaro y la falta de dosis.
Dotado de una capacidad de vacunación masiva de fama mundial que ya ha usado antes, Brasil no puede activarla por la carencia de vacunas. El gobierno prevé contar con más de 210 millones de vacunas AstraZeneca hasta finales de año y 100 millones de la china CoronaVac entre febrero y agosto.
Por su parte, México denunciará ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la situación que se vienen presentando respecto a esta desigualdad en el acceso a vacunas a nivel mundial.
“Vamos a presentar la posición de México y América Latina (…) respecto a lo que está ocurriendo en el mundo, la desigualdad, la inequidad que hay en el acceso de las vacunas”, afirmó Marcelo Ebrard, canciller de México.
En ese país, el tercero más enlutado con más de 174.000 decesos, la vacuna llega a partir de esta semana a los mayores de 60 años, que suman unos 15 millones, a los cuales el gobierno espera haber vacunado para mediados de abril.
Sudáfrica también anunció que ofreció a la Unión Africana (UA) el millón de vacunas que tiene de AstraZeneca, tras postergar su campaña de vacunación con ese fármaco debido a que está en duda su eficacia contra la variante local del virus.
No obstante, la OMS otorgó su aprobación de emergencia a la vacuna de AstraZeneca, para impulsar la distribución de cientos de millones de dosis en países desfavorecidos.
Y en cuanto a la vacuna de Pfizer, los servicios de inteligencia surcoreanos, citados por la prensa, aseguraron que piratas informáticos norcoreanos intentaron entrar en los sistemas del gigante farmacéutico en busca de información sobre su vacuna y el tratamiento contra el coronavirus.