El equipo de científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) visitó el Instituto de Virología de Wuhan, objeto de una controvertida teoría sobre el posible origen del COVID-19 en China.
La inspección de este instituto, que cuenta con varios laboratorios de alta seguridad donde los investigadores trabajan con peligrosos coronavirus, era una de las etapas más esperadas de la investigación del equipo de la OMS.
El régimen comunista de China esperó más de un año para autorizar la visita de los expertos de la agencia de la ONU, que tuvieron que someterse a una cuarentena de 14 días antes de iniciar su trabajo de investigación.
Ante esta demora, muchos expertos dudan que este equipo de científicos internacionales encuentre fuertes indicios reveladores sobre el comienzo de la epidemia del COVID-19.
Uno de los expertos, Peter Daszak, le explicó a la prensa que el equipo de una decena de investigadores esperaba “un día muy productivo y hacer todas las preguntas que deben hacerse”. Más tarde Daszak tuiteó que se trató de un “encuentro extremadamente importante con el personal” y una “discusión abierta y franca”.
Los investigadores de la OMS estuvieron unas cuatro horas en las instalaciones, antes de retirarse sin hablar con la prensa que aguardaba afuera.
Este equipo ha estado acompañado por una fuerte presencia de policías que han restringido la presencia y registro por parte de los equipos de prensa.
Según el medio de prensa estatal Global Times, el equipo visitó también el laboratorio P4, el primero de máxima seguridad en Asia equipado para manipular agentes biológicos de tipo 4 como el ébola, que representan un alto riesgo individual de contagio y que además son muy dañinos para la vida.
La visita de la OMS representa un punto álgido para China, que niega ser responsable del origen de la epidemia en 2019 y ha argumentado que el virus pudo haber sido importado a China.
– La teoría del laboratorio de Wuhan
El expresidente estadounidense Donald Trump, acusó a este instituto de Wuhan (centro de China) de dejar escapar al virus que causó el COVID-19 y que provocó la pandemia que azota al mundo desde hace más de un año.
El exsecretario de Estado, Mike Pompeo, también insistió el año pasado en que había “evidencia significativa” de que el virus salió del laboratorio, sin presentar pruebas y admitiendo que no tenía certeza al respecto.
En ese sentido, para tratar de esclarecer toda la incertidumbre que existe sobre el origen del COVID-19, la OMS conformó un equipo internacional de científicos para investigar la aparición de este virus.
Las autoridades de China organizaron un recorrido con el equipo de la OMS para mostrar la recuperación de la ciudad desde el estallido de la pandemia. El pasado domingo, los expertos visitaron el mercado donde se detectó el primer foco de contagio, una etapa “crucial” en la misión de la OMS, según Daszak, y donde el origen ha sido vinculado a los murciélagos.
Este experto dijo en su tuit que el equipo se reunió el miércoles con Shi Zhengli, una de las mayores expertas chinas en coronavirus de murciélagos y vicedirectora del laboratorio de Wuhan.
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Esta viróloga despertó interrogantes en una entrevista en junio de 2020 a una revista científica estadounidense en la que afirmó que estuvo preocupada en un principio por la posibilidad de que el virus hubiese escapado del laboratorio.
Sin embargo, las inspecciones posteriores revelaron que ninguna de las secuencias de genes coincidía con los virus almacenados en el instituto. Incluso más adelante afirmó que “apostaba su vida a que el nuevo coronavirus no tenía nada que ver con el laboratorio”.
El Instituto de Virología de Wuhan
Una de las premisas fundamentales que se ha venido difundiendo sobre el origen del coronavirus es que se habría escapado del laboratorio en Wuhan, pero la mayoría de los investigadores creen que el COVID-19 se originó probablemente en los murciélagos y habría pasado por otra especie, todavía no determinada, antes de transmitirse a los seres humanos.
El Instituto de Virología de Wuhan posee la colección más grande de cepas de virus de Asia, con 1.500 especímenes diferentes. Desde 2012 dispone de un laboratorio de alta seguridad P3 (para “patógenos de clase 3”) que estudia muchos virus y, en particular, los coronavirus.
La directora de este laboratorio es Shi Zhengli, especialista en los coronavirus de murciélagos, lo que le ha valido el apodo de “Batwoman china”.
El Instituto de Virología también posee un P4 (para patógenos aún más peligrosos), que fue inaugurado en 2018 y que es uno de los laboratorios con mayor seguridad que puede albergar cepas peligrosas de virus como el Ébola.
En ese sentido, los investigadores de este instituto están equipados con trajes de protección integrales, en un espacio de trabajo diseñado para evitar fugas y en donde estudian diferentes tipos de patógenos. El objetivo es poder reaccionar rápidamente a la aparición de enfermedades infecciosas.
Sus investigadores han realizado numerosos estudios sobre los vínculos entre los murciélagos y la emergencia de estas enfermedades en China. También ayudaron a comprender mejor el nuevo coronavirus tras su aparición en Wuhan.
En febrero de 2020, su trabajo se publicó en una revista científica en la que concluyeron que la secuencia del genoma del COVID-19 es similar en un 96% a la de un coronavirus de murciélago.
¿Es posible una fuga?
Aunque esta es una de la principales teorías sobre el origen del COVID-19, por el momento no hay pruebas que validen esta hipótesis científicamente.
A mediados de enero, antes de dejar el cargo de secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo volvió a apuntar al Instituto de Wuhan como el aparente responsable del COVID-19.
“El gobierno de Estados Unidos tiene motivos para pensar que algunos investigadores en el interior [del establecimiento] enfermaron en el otoño de 2019, antes de que se identificara el primer caso de la epidemia, con síntomas compatibles tanto con los del covid-19 como con enfermedades estacionales comunes”, aseguró Pompeo.
Por su parte, el diario Washington Post reveló que la embajada de Estados Unidos en Pekín, tras visitar el instituto, alertó a las autoridades norteamericanas en 2018 de que algunas medidas de seguridad eran insuficientes.
El Instituto de Virología y el gobierno chino han desmentido que estos laboratorios sean responsables del origen del nuevo coronavirus.
Lo cierto, es que la comunidad científica aún tienen muchas dudas sobre el origen del COVID-19. Al inicio de la epidemia se señaló un mercado de Wuhan, que también visitaron los investigadores de la OMS, porque vendía animales salvajes vivos, portadores potenciales de coronavirus transmitidos por murciélagos.
“Todas las hipótesis están sobre la mesa. Está claro que es demasiado pronto para llegar a una conclusión sobre dónde se originó este virus, ya sea en China o fuera de China”, declaró Michael Ryan, director del programa de emergencias sanitarias en la OMS.