Uno de los hechos históricos y el cual desequilibró al mundo en todos los escenarios fue el COVID-19, virus que se originó en China a finales del 2019 y propagado durante el 2020 a nivel mundial.
El covid-19 provocó entre 13 y 17 millones de muertes en el mundo de enero de 2020 a diciembre de 2021, alrededor del triple del total de los balances oficiales, según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS), mostrando la devastación de la peor pandemia vivida en el planeta desde hace un siglo.
“Nuevos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que el balance total asociado directa o indirectamente con la pandemia de COVID-19 entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2021 es de 14,9 millones de muertos (con un margen de entre 13,3 y 16,6 millones)”, indicó la institución en un comunicado.
Desde el inicio de la pandemia, las cifras de los países miembros reunidas por la OMS daban un total de 5,4 millones de fallecidos por COVID-19 en estos dos años, pero desde hace mucho, la institución de la ONU había advertido de que estas cifras estaban lejos de ser reales.
La OMS declaró que la mayoría de las muertes excedentarias (84%) se concentraron en el sudeste de Asia, que incluye India; Europa (incluida Rusia y otros cuatro países de la antigua Unión Soviética) y América.
Del promedio de los 14,9 millones de muertos, 5,99 millones están en el sudeste de Asia, 3,25 millones en Europa, 3,23 millones en América, 1,25 millones en África, 1,08 millones en el Mediterráneo Oriental y 0,12 millones en el Pacífico Occidental.
El virus en Sudamérica: Brasil, México y Perú, entre los más mortíferos
Tan solo diez países representan el 68% del total de la sobremortalidad, que son en orden decreciente Brasil, Egipto, India -que cuestiona las cifras de la OMS mucho más elevadas que sus datos oficiales-, Indonesia, México, Perú, Rusia, Sudáfrica, Turquía y Estados Unidos.
Ahora bien, si se amplía a 20 países que representan más del 80% del exceso de mortalidad mundial, entraría al ranking también Alemania, Colombia, Filipinas, Irán, Italia, Nigeria, Pakistán, Polonia, Reino Unido y Ucrania.
Los países de altos ingresos representaban el 15% de las muertes excedentarias frente a 28% para los países con ingreso medio-alto y 53% a los países de ingreso medio-bajo. Los países con bajos ingresos representan el 4%.
El número de muertos en el mundo fue más elevado en los hombres (57%) que en las mujeres (43%), y se calcula que el 82% fueron de personas mayores de 60 años.
La OMS lanzó su alerta sobre el COVID-19 el 30 de enero de 2020, semanas después de haber detectado los primeros casos en China. Más de dos años después, sigue causando miles de muertos cada semana.
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¿Los gobiernos deberán invertir más en el sistema de salud?
La pregunta no sobra después de que varias naciones se vieron obligadas actuar durante el virus con las herramientas que contaban.
De manera que lo recalcó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus:
“Estos números, que obligan a reflexionar, subrayan no solamente el impacto de la pandemia, sino la necesidad de todos los países de invertir en sistemas de salud más fuertes que puedan sostener los servicios sanitarios esenciales durante las crisis, incluyendo sistemas de información sanitaria más sólidos.”
De hecho, no cabe descartar que las cifras publicadas por la entidad de salud puede presentar errores, pues la recolección de datos fue a veces irregular o incluso inexistente en algunos países. La organización estima que 6 de cada 10 muertes no son registradas a nivel mundial.
La sobremortalidad se calculó haciendo la diferencia entre el número de muertes reales en ese periodo y el número de decesos considerado normal sin que haya una pandemia, basándose en las estadísticas existentes.
“Medir la sobremortalidad es un componente esencial para comprender el impacto de la pandemia”, explicó Samira Asma, encargada del expediente en la OMS.
Este exceso de mortalidad incluye las muertes provocadas directamente por la enfermedad y las causadas indirectamente.
“Estos nuevos cálculos están basados en los mejores datos disponibles producidos con ayuda de una sólida metodología y un estudio completamente transparente”, concluyó Asma.
Si bien en varios países bajo las órdenes de cada gobierno retiraron la restricción del tapabocas, entre estos se encuentra Colombia que recién rige la medida a principios del mes de mayo del 2022, hecho que generó controversia para algunos y alivio para otros, pues la prenda se sostuvo por dos años y aún así sigue siendo indispensable en diferentes partes del mundo pese a la medida de no utilizarlo; esto con el fin de evitar contraer otras clases de virus que quizás puedan propagarse.
Con información de AFP
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