Las autoridades de China negaron haber impedido que un grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) viajara al país para investigar el origen del COVID-19, asegurando que es un tema sobre el que las dos partes siguen negociando.
“China está en contacto con la OMS para que los expertos puedan visitar el país. China está trabajando duramente en las tareas de prevención de COVID-19, pero todavía está superando dificultades para acelerar los preparativos, algo que la OMS sabe perfectamente”, indicó Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.
De acuerdo con la funcionaria, en primer lugar hay que terminar con los procedimientos necesarios y tomar las medidas pertinentes y por eso todavía se está dialogando con la OMS sobre este tema.
“Nunca ha habido ningún problema en la cooperación entre China y la OMS. No es solo un problema de visados. Las dos partes están en contacto para fijar una fecha y preparar la visita”, destacó Chunying.
Este pronunciamiento se conoce luego de que el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, revelara que las autoridades chinas han impedido por ahora la llegada de algunos expertos de la misión, por lo que se mostró “muy decepcionado” con Pekín.
“En las últimas 24 horas, varios de los expertos comenzaron su viaje a China desde sus países, pero hemos sabido que las autoridades chinas no finalizaron los permisos necesarios para la llegada del equipo, por lo que estoy muy decepcionado”, señaló Tedros.
El director general añadió que la OMS está en contacto con las autoridades del país asiático para “dejarles claro que la misión es prioritaria” y afirmó que desde China le han asegurado que acelerarán los procedimientos para facilitar el inicio de la misión.
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Esta misión está formada por científicos de Estados Unidos, Japón, Rusia, el Reino Unido, Países Bajos, Dinamarca, Australia, Vietnam, Alemania y Catar.
Algunos están ligados a esa agencia con sede en Ginebra, otros a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y otros a la Organización Mundial de Sanidad Animal.
La misión espera viajar, entre otros lugares, a la ciudad de Wuhan (centro de China), donde se detectaron los primeros casos del COVID-19 y en principio su objetivo es encontrar el posible origen animal del virus y a través de qué canales se transmitió al ser humano.
La organización de esta misión se ha demorado durante meses, y ha estado rodeada de secretismo, tanto por parte de las autoridades de China como de la propia OMS.
Un equipo de expertos de la OMS ya visitó China los pasados meses de julio y febrero para investigar sobre los orígenes del coronavirus, aunque en ambas ocasiones apenas trascendieron detalles.
En ese sentido, este equipo multidisciplinar de científicos espera hallar respuestas sobre el origen del COVID-19 y cómo se transmitió a los humanos al cumplirse un año desde que se reportaron la aparición de los primeros casos en la ciudad de Wuhan.
Sin embargo, esta visita es ultrasensible para el régimen chino, preocupado de despegarse de toda responsabilidad en la pandemia que ha dejado ya más de 1,8 millones de muertos en el mundo.
Aunque China ha logrado prácticamente erradicar la enfermedad en su territorio, no ha podido evitar las acusaciones recurrentes del presidente estadounidense Donald Trump de propagar el “virus chino” por todo el mundo, o incluso de haberlo dejado escapar supuestamente de un laboratorio de virología en Wuhan.
Signo de nerviosismo, las autoridades chinas condenaron la semana pasada a cuatro años de prisión a una periodista ciudadana, Zhang Zhan, que había cubierto la cuarentena en Wuhan.
Las autoridades también expresaron sus dudas sobre el origen chino del virus, a pesar de que inicialmente apuntaron a un mercado de Wuhan donde se vendían animales vivos.
Una investigación de la agencia AP pudo evidenciar que el gobierno de China está controlando estrictamente todas las investigaciones sobre los orígenes de la enfermedad mientras promueve teorías marginales de que la pandemia se originó en otros lugares.
Los científicos están de acuerdo en que la enfermedad tiene un origen animal pero aún no se ha podido determinar la forma como el virus se transmitió a los humanos y cuáles fueron esos vectores para que se convirtiera en un virus pandémico.
Los análisis genéticos apuntan al pangolín, pero por ahora la OMS trata de verificar estas sospechas, a la vez que investiga otras especies de animales vendidas en el mercado de Huanan en Wuhan, de donde proceden los primeros casos.
Finalmente, los expertos han indicado que determinar el origen del COVID-19 es fundamental no solo para el manejo de la pandemia sino también para prevenir la transmisión de otras enfermedades de origen animal a los humanos en el futuro.
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