Un incendio en un hospital de Santiago de Chile obligó a evacuar a alrededor de 30 pacientes con COVID-19 y trasladarlos a otros centros de la ciudad, en una operación de gran dificultad debido a que, varios de ellos, se encuentran intubados o en estado crítico y requieren ventilación mecánica.
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“Han sido trasladados en camillas con ventiladores portátiles. Nadie ha muerto. Todos los traslados han sido con mucha calma”, comentó Enrique Paris, el ministro chileno de Salud.
Los bomberos de la capital chilena accedieron al recinto cargados con mangueras y equipos especiales, mientras que los profesionales de la salud corrían con las camillas de los pacientes que estaban en peligro.
El hecho ocurrió en el Hospital San Borja Arriarán, al centro de la capital y por el momento las autoridades locales se encuentran investigando las causas del incendio, pero todo apunta que las llamas se originaron debido a un cortocircuito.
Según informan medios locales, hasta 40 camiones de bomberos llegaron al lugar del incendio para combatir las llamas, que que provocaron una inmensa columna de humo que podía verse desde varios puntos de Santiago.
En medio de la confusión, los familiares de los pacientes se agolparon a las puertas del centro médico para saber del estado de sus seres queridos, mientras los medios locales mostraron algunas escenas de pánico.
Por fortuna, el incendio logró ser controlado tras algunas horas y no se vio afectado ningún sector con pacientes, pero sí se encuentran afectadas el área de calderas, instalaciones eléctricas y otros servicios del hospital.
“El hospital, lo más probable, es que hoy no se encuentre operativo”, explicó a los medios Alberto Dougnac, subsecretario de Redes Asistenciales, quien explicó que, por seguridad, todos los pacientes con COVID-19 serán trasladados a otros centros médicos.
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Actualmente, Chile atraviesa la segunda ola de contagios por coronavirus, con más de 4.000 casos diarios, una cifra que se asemeja a las de junio y julio, cuando el país pasó el primer gran pico de la pandemia y estuvo en alerta máxima por un posible colapso sanitario.