Con un duro comunicado contra el Gobierno de Giuseppe Conte, la Conferencia Episcopal italiana (CEI) denunció que el gobierno está afectando la “libertad de culto”. Los hechos se dan luego del anuncio de la reapertura gradual del país por el coronavirus, pero con la prohibición de celebrar misas en Italia.
Conte anunció cómo será la gradual reapertura en el país el próximo 4 de mayo. Se retomarán algunas actividades y posibles salidas a visitar a parientes, así como la celebración de funerales, con sólo 15 personas.
Pero, siguiendo los consejos del comité técnico-científico, aún no es seguro permitir ceremonias religiosas en Italia.
El comité se ha encargado de elaborar el plan de reapertura, en un momento en el que aún se registran más de 2.000 casos de contagios diarios. Motivo que los llevó a mantener la prohibición de estas actividades religiosas.
“Los obispos italianos no pueden aceptar ver comprometido el ejercicio de la libertad de culto. Debería estar claro para todos que el compromiso de servir a los pobres, tan importante en esta emergencia, proviene de una fe que debe poder alimentarse de sus fuentes, en particular de la vida sacramental”, publicó la Conferencia Episcopal Italiana.
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La CEI añadió que “la Iglesia aceptó, con sufrimiento y un sentido de responsabilidad, las limitaciones gubernamentales asumidas para afrontar la emergencia de salud”. Sin embargo, ahora, “cuando se reducen las limitaciones asumidas para enfrentar la pandemia, la Iglesia exige poder reanudar su acción pastoral”.
“Se recuerda a la Presidencia del Consejo y al Comité Técnico Científico el deber de distinguir entre su responsabilidad, dando indicaciones precisas de carácter sanitario, y la de la Iglesia, llamada a organizar la vida de la comunidad cristiana, de conformidad con las medidas preparadas, pero en la plenitud de su autonomía “, concluye el episcopado italiano.
La decisión de no permitir las misas en Italia no sólo ha provocado el enfado de la CEI, que nunca había atacado así al Gobierno de Conte, sino que también han surgido divergencias en el seno del propio Ejecutivo.
Las dos ministras que pertenecen al partido Italia Viva de Matteo Renzi, la de Igualdad de oportunidades y Familia, Elena Bonetti, y de Agricultura, Teresa Bellanova, rechazaron lo que consideraron una “decisión incomprensible”.
Tras la dura reacción de la Iglesia, el Ejecutivo se vio obligado a emitir una nota de respuesta en el que se decía que estudiarán las medidas.
“El primer ministro toma nota de la comunicación del CEI y confirma que se estudiará un protocolo en los próximos días. Este permitirá la participación de las celebraciones litúrgicas en condiciones de máxima seguridad”, señalaron.
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