La histórica jornada de protestas que vive Cuba ha generado un pronunciamiento de varios sectores de la comunidad internacional que ha hecho un llamado a respetar el derecho a la protesta y a no recurrir a la violencia.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó al gobierno comunista de Cuba a escuchar a los manifestantes que exigen el fin de la “represión” y la pobreza en la isla.
“Estamos con el pueblo cubano y su claro llamado a la libertad y al rescate de las trágicas garras de la pandemia y de las décadas de represión y sufrimiento económico al que han sido sometidos por el régimen autoritario de Cuba”, indicó Biden en un comunicado.
El mandatario estadounidense también le pidió al régimen cubano que “escuche a su pueblo y atienda sus necesidades en este momento vital”, luego de que su gobierno manifestara su preocupación por el llamado al “combate” que ha hecho el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, para detener las manifestaciones.
El asesor de Seguridad Nacional del gobierno estadounidense, Jake Sullivan, también advirtió a Cuba que no utilice la violencia contra los ciudadanos que se unieron a estas inéditas protestas.
“Estados Unidos apoya la libertad de expresión y reunión en Cuba y condenaría fuertemente cualquier uso de violencia contra manifestantes pacíficos que están ejerciendo sus derechos universales”, señaló Sullivan.
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Estos pronunciamientos se conocen luego de que el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, instara a sus partidarios a salir a las calles listos para el “combate”, como respuesta a las protestas pacíficas espontáneas surgidas en contra su Gobierno en diferentes puntos del país.
El mandatario cubano también culpó a Estados Unidos de provocar “estallidos sociales” en Cuba con “una política de asfixia económica en el país”. Además, indicó que su gobierno ha tratado de enfrentar y vencer este tipo de supuestas estrategias extranjeras.
Rusia rechaza una intervención extranjera
El gobierno de Rusia también se pronunció sobre la compleja situación de Cuba asegurando que rechaza cualquier “injerencia externa” en la isla, por lo que hizo un llamado a calmar los ánimos en la población.
“Consideramos inaceptable cualquier injerencia externa en los asuntos internos de un Estado soberano y toda acción destructiva que favorezca la desestabilización de la situación en la isla”, indicó Maria Zajárova, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.
De esta forma, el gobierno ruso indicó que viene observando atentamente el desarrollo de la situación en Cuba y espera que las autoridades de la isla puedan encontrar soluciones y tomar medidas en el marco de la constitución.
“Estamos convencidos de que las autoridades cubanas toman todas las medidas necesarias para restablecer el orden público en interés de la ciudadanía del país”, aseguró Moscú, al resaltar que “sigue de cerca la evolución de la situación en Cuba y sus alrededores”.
Las protestas en Cuba han estallado en medio de un complejo desabastecimiento y crisis sanitaria generada por la pandemia y que han agudizado las complejas condiciones sociales y económicas de la isla, por lo que las autoridades cubanas manifestaron estar dispuestas a defender la revolución “al precio que sea necesario”.
Estados Unidos brindó su apoyo a los participantes en las protestas en Cuba y lanzó advertencias frente a cualquier uso de la violencia contra los “manifestantes pacíficos”.
Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, tras una breve reconciliación entre 2014 y 2016, se encuentran en su nivel más bajo desde el gobierno de Donald Trump, quien reforzó el embargo económico que fue impuesto en 1962, denunciando violaciones a los derechos humanos y el apoyo de La Habana al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Por su parte, Rusia siempre ha sido uno de los principales defensores de las autoridades comunistas cubanas desde la era soviética y ha mostrado su apoyo al régimen, por lo que sucede en esta isla ha generado un pronunciamiento de la comunidad internacional debido a su alcance histórico y geopolítico. .
Estas protestas en Cuba son las más fuertes desde que se registró el llamado “maleconazo” en agosto de 1994 y se producen con el país sumido en una grave crisis económica y sanitaria, con la pandemia fuera de control y una fuerte escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos que ha despertado una fuerte indignación y rechazo contra el gobierno.
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