Coronavirus: lecciones (buenas y malas) que todos los territorios deben aprender de China

Foto: AFP

El nuevo coronavirus descubierto en diciembre de 2019 en China deja hasta el momento un saldo superior a los 200.000 infectados y más de 8.000 muertes en todo el mundo.

Mientras el virus se propaga por todos los territorios amenazando con convertirse en una pandemia global, decenas de países replican las medidas tomadas por China para contener la emergencia.

Es este artículo resaltamos cinco lecciones -buenas y malas- que todos los países y personas deberían aprender de Asia.

La transparencia puede evitar tragedias

China ha sido fuertemente criticado por la comunidad internacional, esto luego de conocerse públicamente que uno de los primeros médicos en advertir el virus, fue silenciado por el gobierno.

Li Wenliang, quien además falleció en febrero tras contagiarse de coronavirus, fue arrestado por difundir “información no verificada” sobre el coronavirus.

Entre las reprimendas que recibió, fue obligado a firmar un documento en el que se indicaba que había cometido “actos criminales”.

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La muerte de Li por coronavirus estremeció a la comunidad internacional y puso en duda el desempeño del gobierno. Muchos especialistas consideran que haber advertido sobre la enfermedad a tiempo, hubiera podido evitar el número de decesos en China y los respectivos contagios en el resto del mundo.

¿La lección? Todos los gobiernos debes estar preparados para compartir información real con sus ciudadanos, aunque esto pueda desatar temor en la comunidad.

No compre por pánico

En decenas de ciudades horas después de confirmarse el primer caso de coronavirus o el brote del mismo, ciudadanos se abalanzan hacia supermercados o farmacias para abastecerse de productos básicos.

Alcohol, papel higiénico, guantes, máscaras quirúrgicas y comida enlatada, son arrasados dejando los pasillos de los mercados completamente vacíos.

Esta conducta solo genera más pánico y pone en riesgo los sectores de salud o la población que realmente necesitan dichos elementos.

Es posible prepararse sin alarmarse y como lo han destacado el CDC y la OMS, la mejor manera de evitar el contagio es mantener la distancia con posibles infectados y mejorar las prácticas de higiene.

Ofrezca a los empleados flexibilidad en el trabajo

Cientos de oficinas e industrias en Asia han modificado sus métodos de trabajo para garantizar la salud de sus empleados.

Entre las soluciones ofrecidas a millones de personas se han efectuado: división de equipos, trabajo desde la casa, flexibilidad horaria, además de la implementación de tecnologías como videollamadas directas con clientes, app de mensajería instantánea e implementación de sistemas VPN.

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Evite conglomeraciones para alejar el coronavirus

Como se ha ratificado por numerosos expertos y estudios, el coronavirus se transmite de persona a persona por vías respiratorias.

Es de vital importancia evitar lugares públicos cerrados como conciertos, eventos o piscinas públicas.

China, Italia e Irán han suspendido clases en diferentes distritos. Se canceló la celebración del Año Lunar para no generar conglomeraciones, y otras festividades han sido suspendidas para evitar la sobreexposición de la población.

Aunque no exista brote, las ciudades deben estar preparadas para atenderlo

En enero, cuando se confirmó la rápida propagación del coronavirus por Asia, varios países se prepararon estableciendo centros de cuarentena, abasteciéndose de suministros médicos y organizando comités de respuesta de emergencia gubernamentales e interdepartamentales.

En Taiwán, antes de confirmarse el primer caso de coronavirus, las autoridades ya habían establecido un comando para atender la emergencia; habían preparado más de mil camas aisladas para recibir posibles pacientes y realizaron simulacros.

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El coronavirus puede tener síntomas similares a un resfriado común. Las personas mayores, con sistemas inmunológicos débiles pueden tener complicaciones.

La tasa de mortalidad de la enfermedad es aún menor al 4% a nivel global, y lo que preocupa a la comunidad científica no es el nivel de fatalidad del virus, sino la necesidad de evitar que dicha enfermedad se arraigue en el mundo.

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