Tras la reapertura del sector económico y luego del desconfinamiento, los niveles de contaminación en China han aumentado por encima de los del pasado año. Las ciudades con peores resultados ambientales en abril fueron Changchun, Harbin y Shenyang, las capitales de las tres provincias del noreste.
“Hay claras señales tempranas de advertencia de que la recuperación de China de la crisis provocada por el coronavirus está revirtiendo las mejoras en la calidad del aire“, afirmó el informe realizado por el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA).
Por su parte, el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente (MEE) informó que las concentraciones de material particulado en el aire como PM2,5, aumentaron el 3,1% en abril. Casi 33 microgramos por metro cúbico en 337 ciudades de todo el país. Este sería el primer aumento registrado desde diciembre, cuando la emisión de PM2,5 aumentó un 10%.
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En febrero, durante el pico de contagios y muertes por coronavirus en China, los niveles de algunas partículas contaminantes se redujeron significativamente, con respecto al mismo periodo de 2019.
El cierre de fábricas y el confinamiento de la población redujeron el consumo de electricidad y el tráfico vehicular. Esto llevó a una reducción en la contaminación del país.
Precisamente, el estudio entregado por el MEE indica que el confinamiento tuvo un “impacto dramático” en el consumo de gasolina y la calidad del aire. Especialmente en los 30 días posteriores a las festividades del Año Nuevo chino a finales de enero.
Hacia el 3 de febrero, los niveles de material particulado PM 2,5 cayeron un 33%, mientras que los de dióxido de nitrógeno (NO2) se redujeron en un 40%.
El material particulado PM 2.5, al ser tan pequeño, hace que sean 100% respirables. Viajan en los pulmones, penetrando en el aparato respiratorio y depositándose en los alvéolos pulmonares. Incluso, pueden llegar al torrente sanguíneo. Además, estas partículas de menor tamaño están compuestas por elementos que son más tóxicos (como metales pesados y compuestos orgánicos).
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Por otro lado, en febrero, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en China descendieron cerca de un 25% comparados con el mismo periodo de 2019. Gracias a un cese en la actividad de las centrales de energía de carbón, la manufactura de cemento y el consumo de gasolina.
No obstante, desde que las restricciones a la movilidad y a la producción industrial comenzaron a levantarse, los niveles de contaminación detectados entre el 8 de abril y el 8 de mayo fueron mayores que los del mismo período del año pasado. Según aseguró el estudio, basado en datos de 1.500 estaciones de observación en toda China.
Se incrementaron especialmente los niveles de dióxido de nitrógeno, dióxido sulfúrico y las partículas finas, provocadas generalmente por la actividad industrial.
De acuerdo con el CREA, la preocupación por la transmisión del virus en el transporte público ha provocado que más personas hayan preferido utilizar los vehículos particulares. Lo que ha contribuido también al aumento de la contaminación en China.
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Según el informe, el repunte era esperado, pero lo que “no es evidente” es que la contaminación del aire supere los niveles de antes de la crisis. La preocupación aumenta si se tiene en cuenta que muchos sectores económicos todavía no han recuperado completamente la actividad. Lo que podría significar que el aumento en la contaminación en China podría llegar, incluso, a niveles más altos.
El informe advierte de que algo similar ocurrió en 2008 con la política de estímulos del Gobierno chino ante la crisis financiera global. Esto produjo un aumento sin precedentes en los proyectos de construcción. Las cifras de consumo de carbón, cemento y acero batieron récord.
“El programa de estímulos culminó en los horribles episodios de contaminación del aire del invierno de 2012-2013, comúnmente conocidos como el ‘airpocalypse’ (juego de palabras en inglés con las palabras aire y apocalipsis) en torno a Pekín”, señalaron.
Asimismo, destacan que tanto las concentraciones de partículas finas, como de dióxido de nitrógeno, dióxido de carbono y de ozono “se encuentran muy por encima de los niveles de seguridad”.
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