Aunque las tormentas tropicales, ciclones, huracanes y tifones parecen diferentes, en realidad, describen el mismo tipo de desastre. Son grandes tormentas con sistemas cerrados de circulación de aire en la atmósfera, en los que se combinan bajas presiones y fuertes vientos que rotan en el sentido opuesto de las agujas del reloj en el hemisferio norte y en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur. ¿Cómo se forman los huracanes?
Cada año, entre los meses de junio y noviembre, los huracanes se convierten en una gran amenaza en la región del Caribe, el Golfo de México y la costa este de Estados Unidos. No obstante, y de acuerdo con la NASA, el término científico para todas estas tormentas es ciclón tropical.
Las personas llaman a estas tormentas con distintos nombres como tifones o ciclones según el lugar donde se producen. Por ejemplo, se denominan ‘ciclones’ a las tormentas que ocurren en el Océano Índico y el Océano Pacífico sur; mientras que el término ‘huracán’ se emplea para las tormentas en el Océano Atlántico occidental y el Océano Pacífico oriental; y, finalmente, “tifón” se refiere a los acontecimientos del Océano Pacífico occidental.
Sin embargo, y sin importar la forma en que sean denominados, tanto los huracanes, ciclones o tifones son lo mismo: un sistema de tormentas eléctricas caracterizado por un centro de baja presión, lluvias en espiral y fuertes vientos. El término científico para todas estas tormentas es ciclón tropical y se forman de la misma manera.
Según ha explicado la NASA, los ciclones tropicales o huracanes son como motores gigantes que usan aire cálido y húmedo como combustible. Por eso se forman únicamente sobre océanos de agua templada, cerca del Ecuador.
Los huracanes se forman cuando una serie de tormentas eléctricas se acumulan y se desplazan sobre aguas oceánicas cálidas.
El aire cálido y húmedo sobre los océanos se eleva desde cerca de la superficie. Como el aire se mueve hacia arriba y se aleja de la tierra, queda menos aire cerca de la superficie. Esto quiere decir que el aire cálido se eleva causando un área de menor presión de aire cerca del océano.
El aire con mayor presión de las áreas circundantes llena la zona de baja presión. Posteriormente, este “nuevo” aire se torna cálido, húmedo y también se eleva.
En la medida en la que el aire cálido comienza a elevarse, el aire circundante en direcciones opuestas hace que la tormenta comience a girar y trata de ocupar su lugar. La elevación del aire cálido hace que la presión disminuya a mayor altitud.
Cuando el aire cálido y húmedo se eleva y se enfría, el agua en el aire forma nubes. Todo el sistema de nubes y aire gira y crece, alimentado por el calor del océano y el agua que se evapora de la superficie.
Al girar el sistema de tormenta cada vez más rápido, se forma un ojo en el centro. En el ojo hay vientos calmados rodeados de una banda nubosa de fuertes vientos y tormentas con pesadas precipitaciones. Hay una presión de aire muy baja, mientras que el aire de presión alta superior baja hacia el interior del ojo.
Cuando los vientos en la tormenta giratoria alcanzan 39 millas por hora (mph), la tormenta se denomina “tormenta tropical”. Y cuando alcanzan 74 mph, se considera oficialmente que la tormenta es un “ciclón tropical”, o huracán.
Normalmente se origina sobre aguas tropicales o subtropicales, y rota de tal manera que las tormentas que se forman al norte del ecuador giran en sentido contrario a las manecillas del reloj; mientras que del sur del ecuador, giran en el sentido de las manecillas del reloj. Esta diferencia se debe a que la Tierra gira sobre su eje.
La escala de Saffir-Simpson fue creada para medir la fuerza de los huracanes en el continente americano y se utiliza para categorizar ciclones y tifones, aunque algunas regiones utilizan otras escalas. La categoría da una indicación de los daños que puede causar.
Los ciclones tropicales por lo general se debilitan cuando tocan tierra, porque ya no se pueden “alimentar” de la energía proveniente de los océanos templados. Sin embargo, a menudo avanzan bastante tierra adentro causando mucho daño por la lluvia y el viento antes de desaparecer por completo. Cuando un huracán toca tierra, el impacto suele ser severo.
Categoría 1
Daño en Tierra: Mínimo
Velocidad del viento: entre 119 km por hora y 153 km/h
Categoría 2
Daño en Tierra: Moderado
Velocidad del viento: entre 154 km/h y 177 km/h
Categoría 3
Daño en Tierra: Extenso
Velocidad del viento: entre 178 km/h y 209 km/h
Categoría 4
Daño en Tierra: Extremo
Velocidad del viento: entre 210 km/h y 249 km/h
Categoría 5
Daño en Tierra: Catastrófico
Velocidad del viento: más de 250 km/h
Primero, los fuertes vientos causan daños importantes en la infraestructura y las viviendas, en particular en las construcciones menos sólidas. Posteriormente, suelen producirse fuertes lluvias e inundaciones, y en regiones costeras llanas mareas de tormenta. Los ciclones, huracanes y tifones pueden predecirse con varios días de antelación.
El océano Atlántico, en las latitudes tropicales, tiene la temperatura adecuada para la formación de huracanes durante más meses en el año. Asimismo, el movimiento de las grandes corrientes de vientos que empujan a los huracanes, hacen que esta zona sea un blanco para los huracanes.
Los vientos alisios, es decir, las corrientes de vientos del trópico, van de este a oeste llevándolos hacia las costas del Caribe, el Golfo de México y el sur de Estados Unidos.
El recorrido de estos vientos, influenciado por la rotación de la Tierra, también denominado como el efecto Coriolis, hace que tiendan a desviarse hacia el norte.
En el Atlántico, mientras los huracanes avanzan, también se desvían levemente hacia el norte; pero, posteriormente, pueden encontrase con los vientos del oeste, lo cual provocaría que los huracanes se curven hacia el este.
En ese trayecto se toparán con el anticiclón de Bermudas-Azores, el encargado de marcar el estado climático de Europa, África y Norteamérica, el cual va a determinar si se dirigen hacia el Golfo de México o hacia Estados Unidos.
Los anticiclones son regiones de alta presión atmosférica con aire más seco, menos nubes y vientos que giran en la dirección de las agujas del reloj en el hemisferio norte.
El anticiclón de Bermudas actúa como un obstáculo, por lo que si los huracanes desean avanzar deberán rodearlo.
Por este motivo, el tamaño y la posición del anticiclón puede determinar hacia dónde va un huracán. Por ejemplo, si es débil y está más posicionado hacia el este, los huracanes lo rodean y siguen hacia el norte, alejándose del Caribe.
En cambio, si el anticiclón es más fuerte y se encuentra al suroeste, un huracán podrá dirigirse hacia el Golfo de México o hacia Florida. La posición del anticiclón cambia según el año, las estaciones y puede variar en cuestión de días.
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