En medio de la alta demanda de vacunas en el mundo, China aumentará la producción de sus vacunas contra el COVID-19 a 2.000 millones de dosis este año y a 4.000 millones en 2022, en el marco de un ambicioso plan con el que aspira a convertirse en el gran distribuidor del fármaco en los países en desarrollo.
Así lo confirmó el presidente de la Asociación de la Industria de Vacunas de China, Feng Duojia, al explicar que estas 4.000 millones de dosis cubrirían hasta el 40 % de la demanda global.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China ha distribuido dosis de sus vacunas a 22 países en desarrollo y prestado asistencia a 53 naciones, pero estas cifras seguirán aumentando a medida que Pekín alcance más acuerdos con las naciones africanas.
Precisamente, solo la firma china Sinopharm ha distribuido unas 43 millones de dosis de su vacuna, de las cuales 34 millones se han administrado en el país asiático, cuya campaña de vacunación se reduce a inocular a grupos considerados con alto riesgo de contagiarse de COVID-19.
Las vacunas desarrolladas por Sinopharm, Sinovac y CanSino están siendo empleadas en África, el Sudeste Asiático (Tailandia, Camboya, Laos, Indonesia, Filipinas, Malasia y Myanmar) y Latinoamérica, mientras que en Europa solo han llegado a Serbia – país aliado de Pekín – y Hungría.
La influencia en Latinoamérica
La gran capacidad de producción de vacunas de China y su rapidez a la hora de distribuirlas han seducido a Latinoamérica, donde más de una docena de países ya han recibido o esperan sus primeras dosis de las vacunas del gigante asiático.
Por ejemplo, Uruguay espera la llegada de las primeas 192.000 dosis de la vacuna de Sinovac, al que hay que sumar otro millón y medio que estará disponible a partir del 15 de marzo, según el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou.
Por su parte, en México ya están a disposición 200.000 vacunas de esa firma, las cuales se aplicarán en su totalidad en el municipio de Ecatepec.
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En la misma línea, Chile espera la llegada de dos nuevos cargamentos del mismo laboratorio, con más de dos millones de dosis cada uno; así como República Dominicana, que recibirá 768.000 dosis.
Países como Brasil o Perú también administran las vacunas chinas, mientras que otros como Colombia acaban de recibir un primer lote con 192.000 dosis de Sinovac y Bolivia aguarda la llegada de medio millón de Sinopharm, fármaco que también acaba ser autorizado en Argentina.
En ambos casos se trata de vacunas “inactivadas”, lo que significa que portan una versión del virus alterada genéticamente que le impide reproducirse y desarrollar la enfermedad, pero que genera una respuesta inmune en el organismo de las personas.
El debate por la diplomacia de las vacunas
China también ha entregado 10 millones de dosis de sus vacunas al mecanismo COVAX, que promueve la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evitar que la pandemia se prolongue y más personas sigan muriendo por el coronavirus.
“Unos 27 países, la mayoría en desarrollo, han mostrado interés en importar vacunas chinas contra el COVID-19. Algunos ya han recibido envíos. En total, China está prestando ayuda a 53 países en desarrollo y seguirá haciéndolo en la medida de sus posibilidades para ayudar a la comunidad internacional a superar la crisis”, indicó Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Exteriores.
Lo cierto es que este escenario también representa un pulso geopolítico en el que China también quiere mejorar su estatus ante el mundo luego de que el COVID-19 se hubiera originado en el país.
En ese sentido, la prensa oficial de China ha sacado pecho al asegurar que las vacunas se han convertido en una fuente confiable de decenas de países en el mundo para luchar contra la pandemia.
“China está cumpliendo con su palabra de hacer de las vacunas un bien público común que se distribuya de forma justa y equitativa”, indicó la agencia estatal Xinhua en un editorial.
No obstante, la producción y llegada de las vacunas chinas ya ha provocado algún encontronazo en el ámbito diplomático después de que algunos líderes europeos criticaran a China por cuenta de esta campaña.
El ministro francés de Exteriores, Jean-Yves Le Drian, señaló que China ha puesto en marcha la “diplomacia de las vacunas” para acrecentar su influencia, especialmente en los países africanos, y advirtió que “hacer fotos de vacunas en aeropuertos no significa tener una política de vacunación”.
Por su parte, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, señaló que la pandemia se ha convertido en un “momento geopolítico” donde algunos países -en referencia a Rusia y China- están repartiendo dosis a otros países con objetivos políticos, algo que podría tener “enormes consecuencias para nuestro futuro”.
Sin embargo, el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, rechazó que el país tenga “objetivos geopolíticos” en mente y solo se ha limitado a criticar a los países desarrollados por “hacer acopio de grandes cantidades de vacunas”.
“China nunca ha tenido metas geopolíticas en la venta de sus vacunas. Nunca ha hecho cálculos para sacar beneficio económico y no pone condiciones políticas”, aseveró Wang.
En medio de esta controversia, China sigue distribuyendo las vacunas de Sinovac, Sinopharm y CanSino en decenas de países en el mundo en momentos en que la OMS ha insistido en el acaparamiento de vacunas de otras farmacéuticas por parte de los países ricos.
De esta forma, ante la expectativa de la aprobación de nuevas vacunas para el COVID-19, China espera aumentar su producción de vacunas para responder a la demanda mundial y convertirse en un actor fundamental en la lucha contra la pandemia.