Un equipo internacional de investigadores, dirigido por la Universidad de Adelaide, Australia, ha establecido que el robo anual del suministro de agua es del 30 y el 50% en todo el mundo, sin regulaciones que impidan que esto suceda.
En un artículo publicado en Nature Sustainability, los investigadores de la Universidad de Adelaide desarrollaron nuevo método para comprender mejor los factores que impulsan el robo de agua, un fenómeno mundial importante al que pocos le han prestado atención.
El autor principal del estudio, Adam Loch, profesor titular del Centro de Alimentos y Recursos Mundiales de la Universidad de Adelaida, dijo que el robo de agua, además de ser un fenómeno que “refleja el fracaso sistemático de los gobiernos, las autoridades y las instituciones”, es un tema de investigación que no ha recibido mucha cobertura debido a la falta de datos.
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Asimismo, refiere que, con frecuencia, quienes más roban el recurso hídrico son las poblaciones pobres, vulnerables y en riesgo dentro de los países en desarrollo.
“Pero el robo de agua también ocurre en el mundo desarrollado, especialmente en entornos agrícolas, que representan aproximadamente el 70% del uso mundial”, dijo Loch.
Por esta razón, los investigadores desarrollaron un marco y un modelo “novedosos” para identificar los factores que provocan el robo de agua, y lograr así cambios en los sistemas de detección, enjuiciamiento y condena.
Para ello, aplicaron estos modelos en tres casos concretos de robo de agua dentro de actividades que conllevan un uso intensivo del recurso hídrico: la industria de la marihuana en California (EE.UU.); el cultivo de fresas en España y la producción de algodón en Australia.
Como resultado, las pruebas revelaron que cuando las autoridades no apoyan la detección y el enjuiciamiento en la causa, el robo de agua aumenta para maximizar las ganancias. En muchos de estos casos, “el daño social y ambiental asociado es sustancial”, como explicó Loch.
“En España, los reguladores fueron agredidos por los usuarios cuando intentaron evitar que robaran agua; en EE.UU., los cultivadores de marihuana robaron agua de las bocas de incendio y la Policía se sintió impotente para hacer algo al respecto; y en Australia, el bienestar nacional sufrió y las inversiones de los contribuyentes se vieron comprometidas por el robo de agua ambiental”, detallaron.
Pero llama la atención que, según indicó el estudio, este problema tiende a agravarse si se tiene en cuenta que a medida que aumenta la escasez de agua, nuestro recurso más preciado, también lo hacen los factores que impulsan el robo de agua, como las actitudes sociales, enmarcadas en la indiferencia; las instituciones y la incertidumbre del suministro hídrico a futuro.
“Según la Interpol, los ladrones roban entre el 30 y el 50 por ciento del suministro de agua del mundo anualmente, una gran cantidad. (…) Si los usuarios están motivados para robar agua porque es escasa y la necesitan para mantener viva una cosecha, entonces el costo de oportunidad de esa agua puede exceder con creces la penalidad y se producirá el robo”, dijo Loch.
Los investigadores señalaron que hay muchos casos de robo de agua que podrían estudiarse utilizando el marco y el modelo, y alientan a las instituciones a utilizar las herramientas gratuitas que se encuentran en los materiales complementarios del documento.
“Gran parte del enfoque mundial en este momento está en las inversiones en eficiencia hídrica, que podrían lograr, en el mejor de los casos, entre un 10 y un 20 por ciento de ahorro para los administradores del agua. Pero si podemos recuperar el 30-50% del agua ‘perdida’, apuntando a aquellos que roban para obtener ganancias, entonces eso sería bueno para nuestro suministro de agua y bueno para nosotros ”, concluyó Loch.
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