Japón conmemoró este 6 de agosto de 2020 el primer ataque nuclear de la historia. Un 6 de agosto, pero de 1945, Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima. Tres días después, lo hizo sobre Nagasaki, dejando consigo un saldo total de más de 140.000 vidas perdidas. A pesar de la catástrofe, una ciudad logró salvarse de los bombardeos gracias a la meteorología.
Cuando parecía que la Segunda Guerra Mundial estaba llegando a su fin, el 6 de agosto de 1945 la bomba de uranio ‘Little Boy’ fue lanzada sobre Hiroshima, Japón, causando más de 140.000 muertes. Destruyó la ciudad por completo.
“Esta bomba atómica ‘Little Boy’ explotó al llegar a la altura de 590 metros, provocando una reacción atómica que liberó una energía de 13 kilotones, equivalentes a 13.000 toneladas de TNT, y generó un calor de aproximadamente 1 millón de grados centígrados”, explicó la doctora en físicas, Mar Gómez.
Tras esta explosión, el aire, literalmente, comenzó a arder, por lo que el 30% de la población de Hiroshima murió en el acto. Otros fallecieron como consecuencia de la radiación o las heridas, después de semanas y hasta meses siguientes.
Tres días después de la bomba atómica ‘Little Boy’ en Hiroshima, el presidente de Estados Unidos de la época, Harry S. Truman, soltó otra bomba llamada “Fat Man” en Nagasaki, al suroeste de Japón, causando 74.000 muertos.
“Los japoneses empezaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos devuelto ese golpe multiplicado… Es una bomba atómica. Es la explicación del poder básico del universo. La fuerza de la cual el Sol adquiere su poder ha sido lanzada en contra de quienes llevaron la guerra al Lejano Oriente”, dijo en su momento el presidente de ese momento, Harry S. Truman.
“Nunca debemos permitir que se repita este pasado doloroso”, dijo el alcalde Kazumi Matsui en un discurso durante la conmemoración de la bomba atómica en Hiroshima.
Luego de los devastadores resultados de estas explosiones de la bomba atómica, el 15 de agosto de 1945 el emperador Hirohito anunció la capitulación ante los Aliados, marcando así el final de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar del sinnúmero de vidas perdidas por esta bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, hubo quienes lograron sobrevivir. Precisamente, una ciudad entera logró salvarse de los bombardeos, gracias a las condiciones meteorológicas del lugar.
El día 6 de agosto, tres aviones, Straight Flush, Jabit III y Full House, despegaron con el fin de evaluar, cada uno, las condiciones meteorológicas en Hiroshima, Kokura y Nagasaki.
Previo al lanzamiento de la bomba, Estados Unidos debía asegurarse de que las condiciones fueran adecuadas, con un tiempo estable y buena visibilidad. El coronel Paul Tibbets, piloto del Enola Gay, sería quien llevaría la bomba atómica “Little Boy”, la primera usada en una guerra.
Tibbets recibió un mensaje codificado del piloto del avión Straight Flush, en donde le decía: “Las nubes cubren menos de 3/10 en todas las altitudes. Consejo: bomba primaria”. Posteriormente, el coronel Tibbets prendió el intercomunicador y anunció: “Es Hiroshima“.
Aunque el objetivo alterno a Hiroshima era Kokura, la meteorología estable de Hiroshima contribuyó al lanzamiento de esta devastadora bomba atómica ‘Little Boy’. De acuerdo con el informe meteorológico, la indicación era “Weather good, possible to drop bomb”, es decir, “Buen tiempo, posible lanzar bomba”.
Para la segunda bomba atómica, lanzada el 9 de agosto de 1945, Kokura, una ciudad al sur de Japón, era el objetivo principal. Sin embargo, una densa capa de nubes cubrió el cielo de la ciudad junto con el humo de los incendios de los bombardeos de ciudades aledañas.
En ese sentido, al no tener buena visibilidad, Kokura fue descartada por los estadounidenses, quienes vieron como alternativa a Nagasaki para ser el objetivo de la segunda bomba atómica llamada ‘Fat Man’.
De este modo, la ciudad de Kokura fue salvada por las condiciones climáticas. Muchos quedaron impactados al descubrir cómo habían sobrevivido en dos ocasiones, gracias a la meteorología.
A la fecha, se tiene un registro de unos 136.700 sobrevivientes de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, conocidos como “hibakusha” en Japón. Algunos todavía viven, pero sobrepasan los 83 años. Sin embargo, esperan no partir del mundo terrenal, sin antes lograr dejar testimonio de lo vivido durante la Segunda Guerra Mundial a causa de las armas nucleares.
Entre los sobrevivientes también existe un bonsái que logró mantenerse en pie tras la bomba atómica en Hiroshima. El pequeño árbol fue plantado en 1625 y hoy se encuentra en el Arboretum Nacional de EE. UU., Washington.
Los dueños del bonsái era una familia que vivía a 3 km del lugar donde fue arrojada la bomba. Por cinco generaciones cuidaron este pequeño individuo arbóreo. En 1976, Masaru Yamaki, uno de los familiares que se encargaba del cuidado del pequeño árbol, lo regaló al Arboreto Nacional de Estados Unidos.
En medio de la conmemoración de los 75 años de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, el primer ministro de Japón, Shinzo Abe prometió: “Me comprometo a hacer cuanto pueda para lograr un mundo sin armas nucleares y una paz duradera”.
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