La medicina ayurvédica promueve los baños a la luz de la luna como estrategia de relajación y conexión con el universo potenciados cuando sumas meditación a esta práctica, lo que se define con el nombre de moon gazing o contemplación de la luna.
Esta forma de meditación surgió de la Trataka, que es una técnica que consiste en fijar la vista en un objeto para despejar la mente. Muchas personas toman como punto de fijación una vela o una figura especial, pero tú puedes concentrarte en la luna para iniciar tu práctica.
Este tipo de meditación te relaja, reduce el estrés y calma tu mente. Estudios han informado que ponerte en contacto de noche con la naturaleza aumenta tu sensación de bienestar integral y tu sensación de felicidad.
Si lo practicas descalza y de pie, sintiendo la tierra bajo tus pies, puedes experimentar una mayor conexión y un sentido de tranquilidad más profundo.
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Cómo practicar moon gazing
No hay una guía para esta práctica, pues cada persona puede elegir en qué momento la realiza. Algunos preferirán la luna llena, mientras otros disfruten más otras fases como el cuarto creciente o el cuarto menguante.
De acuerdo a la ayurveda, la luna te recarga de energía y estimula la producción de melatonina, que es la hormona que regula el sueño y la vigilia. Desde la antigüedad a la luna se le ha relacionado con la fertilidad y la regulación del ciclo menstrual femenino.
Los practicantes del moon gazing afirman que este les permite tener sueños más reparadores y relajantes, han mejorado su concentración y tienen un sentido de intuición más fuerte o desarrollado.
Si no puedes estar afuera, basta con tener una vista de la luna desde el lugar donde te encuentras. Vístete de acuerdo al clima, pues si tienes frío o calor puedes distraerte de la meditación.
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Al comienzo, los expertos recomiendan cerrar tus ojos y concentrarte en tu respiración, cuenta tres segundos entre la inhalación y la expiración. Luego contempla la luna y deja fluir tus pensamientos sin intentar cazarlos.
Mantén la mirada fija en la luna sin pestañear, y cuando tus ojos empiecen a humedecerse, ciérralos lentamente y deja que la imagen de la luna se quede en tus ojos cerrados hasta que desaparezca.
Puedes tener una sesión del largo que te apetezca, desde pocos minutos hasta media hora. Todo lo eliges tú. Al terminar, agradece tu experiencia y registra tus sentimientos, que seguramente serán de calma y relajación.
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