El trabajo más difícil del mundo es… el de una mamá. Sus jornadas no solo duran 24 horas y 7 días de la semana sino que en ella recae la responsabilidad de atender a los niños, al esposo, su trabajo profesional, el mercado, cocinar, limpiar e incluso cuidar de sus padres.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres realizan al menos 2,5 veces más trabajo doméstico y de cuidado no remunerado que los hombres.
“Por tanto, tienen menos tiempo para dedicar al trabajo remunerado o trabajan más horas, combinando trabajos remunerados con otros que no lo son”, indicó la ONU.
Es tan grande la labor que realizan las madres que el trabajo no remunerado y doméstico podría representar entre el 10 % y 39 % de la economía de un país superando a sectores como la manufactura, el comercio y el transporte.
“En todo el mundo, las mujeres realizan la gran mayoría del trabajo no remunerado, que incluye el cuidado de las niñas y los niños, la cocina, la limpieza y la agricultura. Estas labores son esenciales para que los hogares y las economías funcionen, pero no es valorado”, indicó la ONU.
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En tiempos de pandemia y confinamiento, las madres también tuvieron que asumir mayores cargas al tener que juntar las labores domésticas, con un mayor cuidado de los niños y la familia, y su trabajo remunerado.
Pero no hay duda que dentro del trabajo doméstico no remunerado también persiste esa mentalidad, en algunos casos machista, de que las mujeres siempre deben asumir la “responsabilidad” del cuidado de la familia y del hogar por su amor e instinto materno.
Además, es claro que todavía existe una gran brecha de género en materia laboral ya que muchas mujeres trabajadoras se enfrentan constantemente a la falta de prestaciones en favor de la maternidad, discriminación, despidos injustificados, horarios inflexibles y pocos días libres.
Frente a esto, la ONU le ha recomendado a los gobiernos acelerar el empoderamiento económico de las mujeres a través de proyectos y legislación que garanticen sus derechos y cierre las brechas de genero.
“Se necesitan con carácter urgente políticas que ofrezcan servicios, protecciones sociales e infraestructuras básicas, que promuevan la distribución del trabajo de cuidado y doméstico entre las mujeres y los hombres, y que permitan crear más empleos remunerados en la economía asistencial”, concluyó la ONU.
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