Cultivar la paciencia puede convertirse en un verdadero reto, porque la mayoría siempre desea que las cosas ocurran lo antes posible. Sin embargo, ser paciente es una actitud considera necesaria para vivir en el presente, sin preocuparse o molestarse por los retrasos o dificultades que van ocurriendo a lo largo de la vida.
Para algunas personas la paciencia puede estar ligada a la pasividad, resignación e incluso el estancamiento injusto de las aspiraciones que se pueden llegar a tener. Pero independientemente de lo que pensemos, la realidad es que cultivar esta virtud es una práctica emocionalmente liberadora que permite esperar, observar y saber cuándo es el mejor momento para actuar, explica la psicóloga Judith Orloff para Psychology Today.
Cuando logramos ser pacientes, podemos tratarnos con compasión, evitar el estrés en nuestra mente y cuerpo, disfrutando del momento presente e incluso volvernos personas más valientes, ya que la impaciencia suele estar relacionada al miedo a que una situación no salga como esperamos. Para aprender a cultivar esta virtud es necesario seguir algunos hábitos.
Ningún ser humano nace siendo paciente, por el contrario, cuando un bebé necesita algo lo que quiere al instante, para ellos esperar no tiene sentido. Además, muchas veces responden a una necesidad orgánica y no intelectual, pensar en darles herramientas emocionales que les permitan posponer su deseo simplemente no es una opción.
La paciencia es una virtud que vamos entrenando a lo largo de la vida, mientras más la practiques más paciente serás y podrás lograr un estilo de vida más tranquilo, alejado del agobio que puede provocar el ritmo frenético al que estamos tan acostumbrados, donde todo tiene que ocurrir inmediatamente.
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Es importante aclarar que dejar que las cosas fluyan no tiene nada que ver con ‘sentarse a esperar que la vida pase’. Fluir con los acontecimientos de la vida es aceptar que hacemos elecciones y con ellas renuncias. Por lo tanto vamos caminando a un ritmo más saludable, desde la calma y sin esperar que todo lo que deseamos aparezca en un día. En lugar de quedarnos parados, cuando somos pacientes caminamos sin pausa pero sin prisa.
Cultivar la paciencia es saber esperar que las oportunidades lleguen y en ese momento aprovecharlas. Observando siempre lo que nos va pasando y aprendiendo de la experiencia como parte esencial de la vida.
Como ya se mencionó, la paciencia es un acto de autocompasión, para cultivarla es necesario comenzar con esos momentos donde el entorno o las personas no se ajustan a las expectativas. Por ejemplo: si estas en medio del tráfico, observa cómo vas respondiendo a la impaciencia. Luego presta atención a cómo se siente tu cuerpo y mente. Seguidamente hazte esta pregunta: “¿Hay algo que pueda hacer para cambiar la situación sin empeorar las cosas para mí o para los demás?” Si la respuesta es “no”, entonces intenta concentrar tu atención en algo más agradable o interesante mientras esperas.
Es frecuente olvidar que algunas situaciones no podemos cambiarlas, pero si mirarlas desde otra perspectiva más amplia y amorosa que nos haga ganar sabiduría. Cultivar la paciencia es el secreto para sentirnos mejor con nosotros mismos, aunque parezca que las cosas nunca van a salir como esperamos.
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