Las formas de preservación ambiental están trascendiendo, incluso, después de la muerte. La prueba de ello son las acciones adoptadas por algunas personas que han decidido que sus funerales, o los de sus seres queridos, sean ecológicos. ¿En qué consiste esta técnica?
Actualmente existen varias prácticas que son útiles para este fin, dado que, el entierro y la incineración tradicional (cremación) contaminan el suelo y emiten dióxido de carbono
De esta forma, varias compañías han venido desarrollando algunas prácticas ecológicas como el compostaje humano, el cual ya fue legalizado en seis estados de Estados Unidos.
En este mismo contexto, el arzobispo africano Desmond Tutu decidió que su cuerpo fuera incinerado, no con fuego, sino con un proceso llamado hidrólisis alcalina en el que se utiliza agua.
Otro caso similar lo protagonizó el actor Luke Perry que fue enterrado en 2019 con un “traje hongo” hecho de algodón para que luego le sembraran esporas del reino fungi.
De acuerdo con Caitlin Doughty, fundadora de la organización Orden de la Buena Muerte, el cuidado del fallecimiento se ha mantenido en gran medida sin cambios en Estados Unidos desde que el embalsamamiento y el entierro se convirtieron en el método común.
Los entierros y la incineración son los únicos métodos legales en los 50 estados de ese país; por lo que son las únicas opciones que tienen las personas a la hora de darle el último adiós a sus seres queridos.
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¿Cómo afectan los métodos de funerales tradicionales al medio ambiente?
Los métodos como el embalsamiento, por ejemplo, ralentizan la descomposición del cuerpo de una persona para que se mantenga durante el funeral.
Sin embargo, después del entierro, los productos químicos utilizados para ese procedimiento se filtran en el suelo y pueden llegar a contaminar el agua subterránea.
Por su parte, los ataúdes requieren enormes cantidades de madera y metal, y para protegerlos, los cementerios suelen construir bóvedas de hormigón, un producto que es responsable del 9% de las extracciones de agua industrial en todo el mundo.
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Por su parte, la cremación requiere mucho combustible y genera millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono al año, una de las principales sustancias responsables del calentamiento global.
De esta forma los funerales ecológicos o entierros verdes han venido ganando cada vez más protagonismo por la forma como puede contribuir al cuidado del medio ambiente a la hora en la que se debe disponer el cuerpo de una persona fallecida.
Estos términos están asociados a los actos fúnebres que utilizan materiales no tóxicos y biodegradables. Bajo esta figura, al fallecido simplemente se le coloca en un contenedor biodegradable y se entierra en una tumba para que se descomponga completamente y regrese a la naturaleza.
Lo cierto es que el ser humano contamina desde el primer instante de su nacimiento ya que, por ejemplo, un bebé suele usar cientos de pañales que terminan en los basureros.
Esto sin contar con toda la contaminación que generará este niño en su proceso de crecimiento hasta la etapa final de su vida con el momento de su muerte, por lo que los funerales ecológicos han venido ganando gran protagonismo.