El cambio climático ya ha tenido efectos observables en el medioambiente: los glaciares se han reducido, el hielo en ríos y lagos se está rompiendo, la distribución de plantas y animales ha cambiado y los árboles están floreciendo cada vez menos. Ante este panorama, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, alertó que el mundo se está enfrentando a una amenaza más poderosa y destructiva que el COVID-19: el cambio climático.
De acuerdo con Guterres, adicional a todas las vidas que ha cobrado el coronavirus, la pandemia ilustró los riesgos que corre el mundo por la falta de coordinación, no solo para enfrentar una crisis sanitaria como la del COVID-19, sino por la falta de medidas que lleven a un cambio de rumbo, especialmente en los países considerados como las potencias mundiales.
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Precisamente, según el secretario general de la ONU, la falta de unión entre las potencias aumenta el riesgo en el mundo por el cambio climático que es real y que está destruyendo más de lo que la pandemia lo ha hecho.
“Las potencias mundiales deben unirse ante el cambio climático y orientar sus economías hacia un futuro verde o, de lo contrario, estaremos perdidos. (…) Deben actuar juntos ante la amenaza climática que es mucho mayor que la de la pandemia, puesto que es una amenaza existencial para nuestro planeta y nuestras vidas”, advirtió el secretario general de la ONU en entrevista con AFP.
Sin embargo, el coronavirus restó importancia a la lucha contra el cambio climático, una emergencia que parece cada vez debilitarse más si se tiene en cuenta que algunos países como Estados Unidos, uno de los seis grandes contaminantes del mundo, se retiró del Acuerdo de París por órdenes de Donald Trump. Asimismo, otros países claves, como Brasil, también parecen omitir dichos acuerdos.
El objetivo central del Acuerdo de París es fortalecer la respuesta global a la amenaza del cambio climático, manteniendo el aumento de la temperatura global de este siglo muy por debajo de los 2 grados Celsius y continuar los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura aún más a 1.5 grados Celsius.
El aumento de la temperatura en la Tierra de dos grados puede parecer una cantidad pequeña, pero es un evento inusual en la historia del planeta.
El registro climático de la Tierra, conservado en anillos de árboles, núcleos de hielo y arrecifes de coral, muestra que la temperatura media global es estable durante largos períodos de tiempo. No obstante, pequeños cambios de temperatura corresponden a enormes cambios en el medioambiente.
Por ejemplo, al final de la última edad de hielo, cuando el noreste de Estados Unidos estaba cubierto por más de 3.000 pies de hielo, las temperaturas promedio eran solo de 5 a 9 grados más frías que en la actualidad, cuando sobrepasan hasta los 15-20 grados por debajo, evidenciando los cambios drásticos que el cambio climático ha provocado en el mundo.
Los efectos del coronavirus en la lucha contra el cambio climático también han golpeado la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático, la COP26, la cual estaba prevista para este año en Escocia, pero debido al COVID-19 fue aplazada a 2021.
El aplazamiento de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático, según detalló el secretario general de la ONU, enterró las esperanzas de lograr en lo inmediato un impulso internacional para reducir las emisiones de CO2 y contener el aumento de la temperatura a menos de 2ºC respecto a la era preindustrial.
“Nunca hemos sido tan frágiles como ahora, nunca hemos necesitado tanta humildad, unidad y solidaridad”, dijo Guterres.
Los últimos cinco años fueron los más cálidos jamás registrados y causaron eventos meteorológicos extremos y el deshielo de los casquetes glaciares a un ritmo que, según los científicos, provocará un alza devastadora del nivel del mar.
“Las expectativas que tenemos sobre los próximos cinco años en cuanto a tormentas, sequías y otros impactos dramáticos en las condiciones de vida de mucha gente en el mundo son absolutamente terribles. (…) Es hora de despertar”, aseguró el secretario general de la ONU.
De acuerdo con la ONU, todavía es posible alcanzar el objetivo más ambicioso del medioambiente y reversar los efectos del cambio climático si los países se proponen limitar a 1.5ºC el nivel de la temperatura, al reducir anualmente un 7.6% las emisiones de CO2 durante una década.
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