Tomar la ducha, preparar la comida, cepillar los dientes y perfumarse, entre las demás actividades que componen la rutina diaria, esconden detrás algunos hábitos que estarían atentando contra el ambiente sin darnos cuenta. Las recomendaciones para ayudar a mitigar la contaminación cada vez se han vuelto más urgentes.
El cambio climático, la contaminación, la destrucción de la naturaleza y la muerte de especies son algunas de las consecuencias que ha dejado el paso de los humanos en la Tierra.
A pesar del aumento en la separación de residuos; el cambio de uso de bombillas de bajo consumo; la reducción en el uso de bolsas plásticas y la implementación de la bicicleta como medio de transporte, hemos olvidado que desde la casa también adoptamos algunos hábitos que podrían estar violentando el ambiente y la naturaleza.
Te puede interesar: La contaminación mata cada año a siete millones de personas en el mundo
Por ejemplo, una ducha de 10 minutos consume 200 litros de agua, según datos de la OMS. La recomendación actual de la organización es gastar un 150% menos de esta cantidad. Una bolsa de plástico, por su parte, podría tardar hasta 150 años en degradarse; mientras que una botella de PET supera los 1.000 años en desaparecer, un tiempo que ni el ser humano promedio alcanzaría a vivir.
¿Cuáles son los hábitos caseros que atentan contra el ambiente?
1. Tirar el aceite usado por el lavaplatos o fregadero:
Por cada litro de aceite desechado en el lavaplatos se requieren 1.000 litros de agua para su depuración. La recomendación para mitigar esta práctica de contaminación es usar una servilleta para retirar el aceite del plato o de la sartén, o verter el aceite en una botella de plástico y guardarla hasta llenarla. De esta manera ahorrará agua y evitará contanimar los ductos de agua.
2. Tirar pilas a la basura:
Una pila común puede contaminar hasta 3.000 litros de agua. El mercurio, además del arsénico, cinc, plomo, cromo o cadmio, es uno de los principales contenidos de casi todas las pilas, el cual es considerado como uno de los metales más tóxicos conocidos. Al entrar en contacto con el agua se origina el metilmercurio, un derivado que contamina gravemente la biósfera marina.
El tiempo de degradación de una pila oscila entre los 500 y 1.000 años, por lo que es considerada como una de las cosas que más contaminan.
La recomendación para que las pilas no sigan siendo un problema de contaminación en el ambiente es cambiar el hábito y optar por llevarlas y desecharlas en los contenedores de residuos peligrosos o tecnológicos especiales que estén cerca del hogar. Es importante dejar de arrojar estas baterías junto con los desechos.
3. Usar lociones o desodorante en aerosol
A finales de 1970, Frank Rowland y Mario Molina de la Universidad de California publicaron un informe donde señalaban que lo aerosoles contenían CFC (Clorofluorocarbono), un elemento altamente contaminante para el medioambiente, el cual estaba afectado en la disminución de la capa de ozono.
Los aerosoles cuentan con COV en sus sustancias. Los COV son compuestos orgánicos volátiles, es decir, son contaminantes que cuando entran en contacto con la luz del sol producen gas de ozono en la capa más baja de la atmósfera. Estos contribuyen a la formación de smog.
En ese orden de ideas, cambiar el hábito de usar aerosoles y reemplazarlos por desodorantes en barra o en roll on es una de las recomendaciones de los expertos para mitigar la contaminación con aerosoles y así ayudar al ambiente.
4. Dejar volar un globo hasta el cielo
El hábito de dejar que un globo se eleve y se pierda en el horizonte resulta peligroso para la naturaleza. De acuerdo con la organización Balloons Blow, estos globos regresan a la tierra como basura, la cual puede ser ingerida por los animales, en especial peces, aves, que no son capaces de distinguirla de la comida.
Ingerir estos globos pueden provocar la muerte por asfixia o indigestión en los animales. Asimismo, los globos son un desperdicio de helio, un recurso finito en la Tierra.
5. Usar purpurina o escarcha
Aunque aparentemente la escarcha podría parecer inofensiva, parece como una de las cosas de la casa que también contamina el medioambiente.
Según explicó una cadena de escuelas infantiles de Reino Unido, donde prescindieron del uso de la purpurina por motivos ambientales, la purpurina o escarcha no es otra que pequeños fragmentos de PET (polietileno tereftalato), un microplástico que contamina y afecta, especialmente, los océanos.
6. Desechar las toallitas húmedas por el inodoro
A diferencia del papel higiénico, que se rompe y llega desintegrado a las redes de acueducto, las toallitas húmedas para bebés no se deshacen y, por lo contrario, en el trayecto para llegar a las redes estas se deshilachan y se enredan con otros residuos, provocando un taponamiento.
De acuerdo con la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), aunque algunas marcas aseguran que se pueden tirar por el retrete, la recomendación para evitar la contaminación es tirarlas siempre a la papelera o a la basura.
La OCU señaló que cuando las toallitas húmedas terminan en el inodoro, la depuración de las aguas podría elevar su costo a unos 500 y 1.000 millones de euros solamente Europa.
Infórmate minuto a minuto sobre esta y otras noticias del mundo en nuestras redes sociales