La incidencia del cambio climático ha hecho que fenómenos naturales como los huracanes y tormentas sean cada vez más intensos y tengan un mayor poder de devastación en los territorios por los que pasan.
La temporada de huracanes del año 2020 registró el récord de 30 tormentas con nombre, 13 de las cuales se convirtieron en huracanes y seis en ciclones de gran magnitud y con un gran poder de destrucción en el océano Atlántico.
Precisamente, una temporada en promedio produce 12 tormentas con nombre, de las cuales seis se convierten en huracanes y tres llegan a ser ciclones de gran magnitud, por lo que lo ocurrido en 2020 ha generado preocupación sobre el impacto e incidencia de estos devastadores fenómenos naturales a futuro.
Ante este escenario, el científico de la Escuela de Ingeniería Tandon de la Universidad de Nueva York, Edward Wolf, lideró una investigación para determinar que papel está teniendo la temperatura del agua y la frecuencia de los huracanes durante años, ya que varios expertos han argumentado que cuando esta temperatura oceánica aumenta las tormentas se vuelven más poderosas.
De esta forma, el experto analizó los datos recientes de los huracanes y pudo determinar la temperatura del océano donde es posible que se formen huracanes.
“Esa temperatura es de aproximadamente 26,5 grados centígrados. Al igual que cuando el agua hierve a 100 grados Celsius (y no un grado menos), los patrones climáticos no pueden cambiar de fase a un huracán hasta que se alcance la temperatura del agua”, reseña el estudio.
El investigador también logró desarrollar un algoritmo con el que se puede predecir la severidad que podría tener una tormenta midiendo la temperatura que se registra debajo de ella.
De acuerdo con el experto, a medida que sube la temperatura, la severidad de la tormenta aumenta de manera consistente y considerable.
“Esto no solo demuestra que la temperatura del agua y la fuerza de la tormenta están directamente relacionadas, sino que podría ser una herramienta para medir de manera eficiente la fuerza de una tormenta, un sistema de alerta temprana que podría ayudar a las comunidades en su camino a prepararse”. indicó Wolf.
La investigación también tuvo un hallazgo sorprendente y es que el algoritmo que describe cómo aumenta la severidad de la tormenta en proporción a la temperatura del océano tiene un vínculo directo en el ferromagnetismo, el cual es un concepto que define la fuerza de campo de un imán de hierro y el cambio que experimenta con las temperaturas.
El experto indicó que este concepto sobre ferromagnetismo sería fundamental para estudiar la formación de huracanes, ya que permitiría determinar con mayor exactitud la fuerza de los huracanes a partir de los procesos que definen su formación.
Los huracanes están durando más tiempo
Un equipo de científicos logró establecer en otro estudio que el cambio climático está provocando que los huracanes que tocan tierra duren más tiempo y tengan un mayor poder destructor debido al calentamiento de los océanos.
El estudio fue publicado en la revista Nature en donde se establece que los océanos con mayor temperatura acumulan más humedad y esto está sirviendo como “gasolina” para que los huracanes sean más intensos tras tocar tierra.
Los investigadores explicaron que a medida que el planeta continúe calentándose es probable que estos fenómenos naturales lleguen a más poblaciones porque ahora tienen una mayor capacidad para adentrarse en los territorios y ser destructivos.
“Las implicaciones son muy importantes, especialmente cuando se consideran las políticas que se ponen en marcha para hacer frente al calentamiento global”, indicó Pinaki Chakraborty, autor principal del estudio de la Universidad de Posgrado del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (Japón).
Ver más: ¿Cómo se forman los huracanes y por qué son tan frecuentes en México y EE.UU.?
De acuerdo con el experto, desde hace tiempo se sabe que las zonas costeras tienen que preparase mejor para enfrentar estos huracanes pero ahora se ha logrado determinar que las poblaciones o ciudades que están más al interior de los territorios también deberían avanzar en estos planes de mitigación.
Una de las preocupaciones es que estas últimas comunidades no tienen conocimientos ni la preparación para hacer frente a los fuertes vientos y lluvias que se registran con los huracanes y por eso la afectación de vidas y de infraestructura podría ser mucho mayor.
El estudio también logró establecer que el aumento del nivel de humedad almacenada también está haciendo que los huracanes provoquen mayores precipitaciones.
De hecho, esta consecuencia ya se está sintiendo ya que los recientes huracanes han desencadenado volúmenes de lluvia devastadoramente altos en las comunidades costeras y del interior de los países provocando fuertes inundaciones.
Finalmente, la comunidad científica ha hecho un llamado para que las zonas costeras y con impactos potenciales de los huracanes y tormentas se preparen mejor para enfrentar este tipo de fenómenos naturales ya que se ha comprobado que el cambio climático está haciendo que su intensidad y poder destructor sea cada vez mayor.
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