Los páramos son ecosistemas fundamentales en la provisión de agua del país donde se ubican. Para el caso de Colombia, se estima que estos ecosistemas proveen el 70% de agua empleada en consumo humano, agroindustria y generación de energía eléctrica, principalmente.
En el año 2012, el Instituto Alexander von Humboldt publicó el atlas de páramos de Colombia, donde aparecen representados 36 complejos de páramos.
En el país, la superficie de páramos alcanza 1.443.425 Ha., correspondientes al 1.3% de la extensión continental del país. El 89% de los páramos de Colombia están representados en páramos húmedos.
Según el Instituto Humboldt, los páramos pueden albergar alrededor de 3.379 especies de plantas, 70 especies de mamíferos y 90 especies de anfibios.
Según explicó el Jardín Botánico de Bogotá, los páramos son ecosistemas únicos de las cumbres de las montañas tropicales. Se caracterizan por una vegetación de arbustos, hierbas, rosetas y pastos.
Pueden ser secos con pastos de hojas delgadas como agujas, o húmedos con cojines y pantanos. Las plantas y animales de los páramos se han adaptado a vivir en las condiciones de frío nocturno y alta radiación solar en el día.
“La temperatura del suelo y las raíces hace que sea difícil para las plantas absorber agua. Además, las hojas secas de las plantas tardan mucho en descomponerse”, indicó el Jardín Botánico de Bogotá.
Los páramos presentan una amplia variedad térmica diaria; fuertes vientos; baja presión atmosférica; alta radiación ultravioleta; bajas concentraciones de oxígeno; suelos con bajas temperaturas, con una gran capacidad de almacenamiento de agua.
Los páramos prestan diferentes servicios ambientales, culturales y económicos. Dentro de los más destacados están la regulación del agua lluvia y la presencia de nacimientos, quebradas y lagunas que abastecen a la mayor parte de la población del país.
También, la cobertura vegetal del páramo tiene funciones de regulación de la temperatura; absorción de carbono atmosférico y oxigenación del aire.
Para las comunidades de los páramos tiene, además, valores paisajísticos, culturales, históricos irremplazables, y su diversidad de especies y de interacciones ecológicas guarda un equilibrio natural que actualmente peligra.
De acuerdo con el Jardín Botánico, los páramos son ecosistemas únicos, que se encuentran solamente en la zona neoecuatorial del planeta. Son considerados islas biogeográficas reconocidas a nivel mundial por su singularidad biológica; en donde albergan un importante número de especies endémicas de flora y fauna.
Del paisaje paramuno forman parte el agua, el viento, las nieves perpetuas y precipitaciones. Frailejones, que aportan en los procesos de captura de agua proveniente de la precipitación vertical y horizontal; musgos, que atrapan el agua como una esponja; romeros de páramos, hospederos de numerosos líquenes y musgos epífitos que brindan hábitat y protección a la fauna; y cojines flotantes, que también funcionan como esponjas de agua regulando el flujo hídrico y generando un microhábitat anfibio altamente especializado; entre otras especies vegetales.
En los páramos se topan águilas de páramo, dantas, cóndores, pumas, zorros, osos de anteojos, venados de cola blanca y venados soche, entre otras especies.
En general, los páramos se encuentran fuertemente afectados por el desarrollo de diversas actividades antrópicas.
Precisamente, dentro de las coberturas de páramo se encuentran amplias matrices de actividades agropecuarias. Adicionalmente, se desarrollan actividades de minería, contaminación por agro insumos y procesos de fragmentación altos.
Hay amenazas diferentes por cada páramo. La principal presión se ejerce desde las ciudades por nuestros hábitos de consumo.
De hecho, la mayor parte de la papa; la leche y sus derivados; la carne de res; y otros cultivos industriales de tierra fría como la arveja; zanahoria o fresa, son producidos en los páramos y subpáramos, en los alrededores de Bogotá, y en otros distritos de páramo del país.
Esta demanda de productos, por parte de las ciudades, hace que los productores conviertan áreas naturales de páramo, en zonas de pastos y cultivos. Esto amenaza gravemente la subsistencia de especies nativas, y las interacciones o usos en las que estas especies participan.
Los páramos se pueden ubicar entre altitudes de 3.000 a 5.000 msnm. Una de las regiones más conocidas de los páramos se encuentra en los Andes, donde, según explicó el Jardín Botánico, forman un corredor o un “collar de perlas” ubicado desde la cordillera de Mérida en Venezuela, cruzando las cadenas montañosas de Colombia y Ecuador, hasta la depresión de Huancabamba en el norte de Perú.
Según Parques Nacionales Naturales de Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Colombia, Chile, Inglaterra, Irlanda, Francia, Italia, Alemania, Panamá y Ecuador son países con ecosistemas de páramo.
No obstante, Colombia alberga el 50% de los páramos del mundo, con 36 complejos de páramos en territorio nacional.
En cuanto a la representatividad del ecosistema de páramo por departamento, Boyacá presenta la mayor extensión en el país con un 18.3% del total nacional, al igual que la mayor extensión de páramos húmedos. Le siguen en extensión los departamentos de Cundinamarca (13.3%); Santander (9.4%); Cauca (8.1%); Tolima (7.9%); y Nariño (7.5%).
El Páramo de Sumapaz, ubicado en Cundinamarca, Colombia, es catalogado como el páramo más grande del mundo. Cuenta con una extensión de 333.420 hectáreas. De estas, solo 142.112 están protegidas por Parques Nacionales Naturales.
Es tal su importancia que en unos tres años y medio podría ser catalogado como patrimonio de la humanidad por la Unesco. Para ellos, Colombia deberá reunir varios requisitos.
“El Páramo de Sumapaz no es solamente el productor de agua para Bogotá, el que asegura que esta ciudad tenga el agua para su futura expansión; sino también es un lugar que tiene un patrimonio inmaterial importantísimo”, señaló Patrick Morales, director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC).
En Colombia también se ubica el páramo que es considerado más bello del mundo, el de Ocetá, situado en el municipio Mongui, en Boyacá. Dentro de la flora típica se encuentra los frailejones plateados, amarillos y los blancos.
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