Un informe reveló que la selva amazónica brasileña perdió 8.426 kilómetros cuadrados (842.600 hectáreas) por cuenta de la deforestación durante el 2020 registrando una disminución del 8 % respecto al 2019 pero siendo una cifra extremadamente preocupante para los científicos.
El Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE) publicó un análisis basado en observaciones satelitales en las que se pudo evidenciar que la superficie deforestada en la selva del Amazonas es cinco veces superior a la de la ciudad de Sao Paulo, la mayor de América Latina.
Se estima que la selva perdió una área de dos canchas de fútbol por minuto durante el año pasado, con un total estimado de 1.2 millones de campos perdidos.
Los expertos explicaron que se trata de la segunda peor marca anual desde 2015, con lo que se consolidan dos años de un escenario nefasto para el mayor bioma del planeta bajo el mandato del presidente Jair Bolsonaro y su cuestionada política ambiental.
“El promedio de deforestación en la Amazonía en los tres años anteriores a su posesión (2016 a 2018) fue de 4.845 kilómetros cuadrados al año. En los 24 meses del gobierno de Bolsonaro, la media anual fue de 8.802 kilómetros cuadrados, un aumento de más del 81 %”, señaló el Observatorio del Clima, una red que reúne a 50 organizaciones ecologistas.
Precisamente, las cifras del 2020 estuvieron por debajo del récord histórico de deforestación que se registró en 2019, cuando en la mayor selva tropical del mundo fueron talados 9.178 kilómetros cuadrados de árboles (917.800 hectáreas).
Este registro histórico es atribuido a la llegada de Bolsonaro al poder ya que sus políticas han alentando el desarrollo de actividades agropecuarias y mineras en la selva tropical de la Amazonia sin hacer nada contra su afectación.
“Los incendios forestales, tanto en la Amazonía como en el Pantanal, también se incrementaron dos años consecutivos. No son coincidencias, sino el resultado de políticas de destrucción ambiental impulsadas por el actual gobierno”, indicó Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima.
El líder ultraderechista, que defiende la explotación de los recursos naturales de la Amazonía, incluso en reservas indígenas, ha sido fuertemente cuestionado por la flexibilización en la fiscalización de actividades que atacan directamente al medioambiente, como la minería y el comercio de madera, en su mayoría practicado de forma ilegal.
Por ejemplo, un indicador preocupante es que en diciembre de 2020 fueron devastados en la Amazonía brasileña 216 kilómetros cuadrados de selva, un área 14 % mayor que la registrada en el mismo mes de 2019.
Los meses de mayor devastación fueron, como cada año, los de la temporada seca, con 1.658 km2 deforestados en julio y 1.358 km2 en agosto.
Y esas cifras son aún más alarmantes, pues revelan que entre agosto de 2019 y julio de 2020 la deforestación amazónica llegó a 11.088 km2, registrando un alza de 9,5% respecto al año de referencia anterior.
Los expertos han explicado que la deforestación está estrechamente relacionada con los incendios en la Amazonía, que en 2020 alcanzaron los 103.161 focos con un incremento del 15,6 % frente a los registrados en 2019, cuando las imágenes de los frentes de fuego avanzando por la Amazonía dieron la vuelta al mundo.
Igualmente, se contabilizaron 22.000 focos (+120%) en el Pantanal, el mayor humedal tropical del planeta, el cual perdió casi un tercio de su superficie debido a un grave incendio que se registró durante 2020.
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