Santa Claus, Papá Noel, Viejito Pascuero, San Nicolás o simplemente Santa, el nombre es diferente, pero la idea es la misma: un ser mágico que llena de regalos en Navidad a los pequeños que han sido buenos durante todo el año. Sin embargo, una nueva tendencia entre padres millenial aboga por una niñez libre de esta fantasía.
Un estudio de la Universidad de Nueva Inglaterra publicado en The Lancet determinó que mentir a los niños, aún cuando se trate de una mentira socialmente aceptable y con buenas intenciones como lo es la existencia de Santa, puede minar su confianza en los padres, y dejarlos expuestos a una decepción muy fuerte al descubrir la verdad, lo que puede hacer tambalear su brújula moral.
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Kathy Mckay, una de las autoras del informe, aseguró que los niños deben sentirse seguros de poder confiar en sus padres y que el uso de Santa como método de control de los niños es cuestionable.
Señalan que hay niños de otras culturas y religiones que no tienen esa creencia y que están perfectamente bien.
El enfoque en dar a los demás
Tracy Cassels, PhD en Psicología del desarrollo de la Universidad de Columbia Británica, es una practicante de esta idea de decir la verdad sobre Santa, y asegura que esa creencia le ha valido ser etiquetada de cruel, de arruinar la imaginación de los niños y de quitarles parte de su infancia.
“Hay tanta magia que puede ser parte de esta temporada, especialmente cuando el enfoque se centra en dar a los demás y llevar alegría a las personas que te rodean, amigos, vecinos y extraños. En esto es en lo que tratamos de enfocarnos, no en un hombre que decide si has sido lo suficientemente bueno para los regalos. Eso no es mágico para nosotros”, afirmó en su blog.
Cassels agregó que además hay muchos niños que, a pesar de haber sido buenos, no reciben los regalos que desean, lo que puede causarles una tristeza que se controlaría si se les dijera que son sus padres quienes compran los juguetes.
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Agregó que hay un factor del valor personal del niño que se ve en juego en esa creencia, cuando los pequeños ven que otros reciben más o mejores regalos que ellos. Los niños deben saber que se les quiere incondicionalmente, sin importar si se portaron bien o no. Además, la idea es que los pequeños no necesiten un soborno para hacer algo positivo.
¿De verdad Santa no es real?
Un artículo del New York Post además criticaba que los padres no quisieran mentir a sus hijos con respecto a Santa, pero sí les pidieran que no les dijeran la verdad a los otros niños que sí creen, lo que causa confusión en los pequeños.
El texto expresa que es relativo que Santa no sea verdadero, pues se trata más bien de un sentimiento: “Y si crees en Santa, comprarás o harás regalos con mucho gusto, porque Santa está en ti, o porque Santa son tus padres que ahora son abuelos, y te están ayudando a comprar regalos para los niños porque los aman mucho y porque siempre siguieron creyendo… ¿Y qué hay del chico del centro comercial que interpreta a Santa y transmite tanta alegría? ¿Está Santa en él? O la persona misteriosa que fue a Walmart y pagó el descuento de todos para la temporada navideña. ¿No era Santa?”.
La decisión de esta como todas las creencias que quieran inculcar a sus hijos es de cada padre o familia. ¿Qué decidirías tú?
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