La salud mental en la adolescencia debe cuidarse tanto como en cualquier otra etapa de la vida. Entre los 10 y 19 años, es precisamente cuando los cambios emocionales y sociales comienzan a manifestarse. Por eso, se hace tan necesario comenzar a implementar hábitos saludables, como una buena rutina de sueño, hacer ejercicio e incluso desarrollar habilidades para mantener buenas relaciones interpersonales, y así hacer frente a los problemas de la vida.
Claro que para mantener una buena salud mental es importante que los jóvenes cuenten con un entorno favorable entre la familia, escuela y comunidad en general. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre el 10% y 20% de los adolescentes experimentan trastornos mentales, sin embargo, no son diagnosticados adecuadamente.
De acuerdo a la OMS, la mitad de los trastornos mentales comienzan a partir de los 14 años o incluso antes, sin embargo muchas veces no son detectados y por lo tanto no se tratan. Pero esto no evita que la depresión sea una de las principales causas de enfermedades y discapacidades entre adolescentes en todo el mundo.
Los factores de riesgo en la salud mental pueden ser diversos, sin embargo, mientras más estén expuestos, mayores serán los efectos en su vida. Problemas comunes como desear mayor autonomía, presión por amoldarse a los compañeros, exploración sexual y mayor acceso a usar tecnología, pueden contribuir al estrés durante esta etapa.
De igual manera, la vida familiar es muy importante para la salud mental de los más jóvenes. Problemas de violencia, incluyendo malos tratos e intimidación, conflictos socioeconómicos y el ser vulnerables a la violencia sexual, tienen efectos que resultan bastante perjudiciales a largo plazo.
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Los trastornos emocionales surgen frecuentemente durante la adolescencia y suelen estar relacionados a la depresión, ansiedad, irritabilidad, frustración o enojo. Esto puede suponer cambios rápidos e inesperados del estado de ánimo, así como una gran cantidad de arrebatos emocionales. Otros síntomas que pasan desapercibidos son los físicos, incluyendo dolores de estómago, cabeza o náuseas.
Se estima que incluso la depresión se encuentre entre las principales enfermedades de los adolescentes entre los 15 y 19 años. Por otra parte, la ansiedad ocupa el noveno lugar entre los 15 y 19 años y la sexta entre los 10 y 14 años, afectando las labores cotidianas como el rendimiento académico y evitando que los jóvenes quieran ir a la escuela.
Entre los problemas de salud mental en adolescentes, los trastornos del comportamiento infantil ocupan la segunda causa principal de morbilidad entre los 10 y 14 años y una undécima entre los 15 y 19 años. Incluyendo el déficit de atención con hiperactividad y los trastornos de conducta, los cuales pueden afectar la educación de los adolescentes y llevarlos a comportamientos delictivos.
Los síntomas de la psicosis comienzan a manifestarse de manera común a finales de la adolescencia o principios de la edad adulta. Esto incluye alucinaciones o delirios, los cuales afectan la capacidad del adolescente para participar en actividades cotidianas y de educación, llevándolo a situaciones donde son estigmatizados.
Otro de los problemas de salud mental que enfrentan los jóvenes son los trastornos alimenticios. Anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y el trastorno por atracones compulsivos, son algunos de los comportamientos prejudiciales que deben ser identificados a tiempo. Cabe destacar que este tipo de problemas está asociado generalmente a la depresión, ansiedad y abuso de sustancias.
Solamente en 2016 se estima que 62 mil adolescentes murieron por autolesiones, siendo la tercera causa de muerte entre los 15 y 19 años. Las cifras oficiales apuntan a que más del 90% de los casos fueron adolescentes del mundo que viven en países de ingresos bajos o medios. Los factores de riesgos para el suicidio incluyen uso del alcohol, abusos en las niñas y niños, estigmatización de la búsqueda de ayuda y dificultad para recibir o tener acceso a la atención adecuada.
Cuando la salud mental está en juego los comportamientos dañinos comienzan a manifestarse, como por ejemplo en la ingesta masiva de bebidas alcohólicas, el uso de tabaco y cannabis; esta última es considerada la droga más consumida en 2018 por aproximadamente el 4,7% de los jóvenes con edades entre los 15 y 16 años.
Es necesario que los padres estén atentos a la salud mental de sus hijos durante la adolescencia, sin estigmatizar o juzgar sus emociones por pensar que se trata de personas jóvenes. El apoyo de los padres es una pieza clave durante el desarrollo de los seres humanos, quienes deben buscar ayuda de profesionales para que puedan brindarle las herramientas necesarias según el caso.
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