Aunque parezca una acción inofensiva, dejar que los niños siempre ganen en los juegos, en realidad puede ser contraproducente. Esto ocurre porque se les transmite una falsa sensación de éxito. Incluso pueden llegar a darse cuenta y decir frases como: “¡papá!, no me dejes ganar, juega bien”, porque hasta ellos quieren enfrentar los retos de forma honesta.
¿Por qué no dejar que los niños ganen en los juegos?
Los juegos no se tratan solamente de ganar o perder, también están enfocados en que los niños puedan aprender, al tiempo que se transmiten valores como la humildad, la constancia e incluso, aprenden a experimentar la derrota como parte de la vida. De lo contrario puede que “estés construyendo un pequeño tirano”, dispuesto a no aceptar cuando las cosas no salen a su modo, explica la experta en Educación Primaria Azucena Fernández, para Eres mamá.
Además no solo está afectando su manera de ver el mundo, también su relación con los padres, ya que los niños necesitan ver a mamá y papá como alguien que tiene el control, por lo tanto si los haces ganar, pensarán que son ellos los que tienen el mando en los padres. Eso sí, es importante aclarar que tampoco se puede ser muy duro o crítico con el niño, ya que las constantes críticas perjudican su autoestima.
Pero, los problemas no terminan en la infancia, aceptar las derrotas cuando somos adultos, viene de la manera en como fuimos educados cuando niños. Por eso es importarte no dejar que los niños ganen siempre. No se trata tampoco de hacerlo perder, simplemente juega con naturalidad y deja que el gane o pierna por mérito propio.
Te recomendamos: Niños que ayudan con tareas del hogar desarrollan habilidades para convertirse en adultos exitosos
Ganar y perder es parte de la vida
Es natural que los niños siempre quieran ganar en los juegos, pero lo mejor es que sea por mérito propio, de esta manera les estás permitiendo que no se tomen los fracasos como algo malo, más bien es para que entiendan que hay una oportunidad de mejorar, madurar y crecer.
Saber que ganar y perder es parte natural de la vida, aumenta su tolerancia a sentimientos como la frustración o dejarse arrastrar por las situaciones complejas. Al dejar que los niños ganen siempre, le podrías impedir que aprovechen los momentos difíciles para salir fortalecidos.
Experimentar la derrota le permite a los niños que asuman sus responsabilidades en lo que ocurre, cuando la realidad no cumple con las expectativas que tenían sobre alguna situación. El perder les dará la oportunidad de ver los errores como una posibilidad de enmendar y corregir lo que no han logrado hacer del todo bien.
Con algo tan sencillo como no dejar ganar siempre a los niños en los juegos, ellos aprenderán a aceptar los resultados de una forma más sencilla, sentando bases más fuertes y poderosas, que permiten ver los fracasos como nuevos retos, incluso durante la vida adulta.
Es tendencia: Las princesas son lindas, pero es mejor criar guerreras capaces de afrontar lo duro del mundo