Los abrazos son la mejor forma de educar a tu hijo. Aunque una rabieta es un episodio que suele ser exasperante y difícil de manejar, si le das un abrazo para felicitarlo por algo positivo, ¿por qué no hacerlo cuando tiene un episodio difícil, si es cuando más lo necesita?
Hasta los tres años, los niños encuentran difícil reconocer sus emociones y expresarlas. Eso que los adultos pueden leer como un mal comportamiento, sabotaje o ganas de molestar, es en realidad una forma en la que el niño expresa que algo no anda bien: ya sea ira, frustración o tristeza. Por eso necesitan que el adulto lo enseñe a procesar lo que siente, declaran especialistas.
El primer paso, es que el adulto mantenga la calma y ayude al niño a calmarse, haciendo contacto visual y ayudándolo a drenar sus emociones. Para esto, puedes pedirle que respire profundamente, que verbalice sobre qué ocurre, de la forma más cariñosa y calmada posible.
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Los niños reflejan lo que ven y es más probable que se calme si le hablas en un tono agradable, que si gritas o escalas en violencia. Un abrazo tiene un efecto terapéutico, relajante, reconfortante. Sirve para enseñarle al niño que está bien y que lo vas a ayudar a solucionar el problema, que puede confiar en ti.
Enseñar autocontrol
Un artículo de Psychology Today señala que los abrazos son positivos y que las rabietas sirven para enseñarles a los niños sobre el autocontrol y a regular sus emociones.
Nunca tomes el comportamiento de tu hijo como algo personal, no escales el drama, permite que tu hijo confíe en ti y en que vas a escuchar lo que necesita y ayudarlo.
El autocontrol debe ejercitarse, de tal manera que enseñes a tu hijo a controlar sus emociones sin que tú estés presente.
Finalmente, no trates a tu niño como si fuera un adulto. Los niños no tienen desarrollada la corteza prefrontal, que es la encargada de controlar los impulsos y que alcanza su madurez apenas a los 25 años. Los niños no saben cómo lidiar con sus sentimientos y lo que necesitan de los adultos que le rodean es comprensión.
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Es a partir de los 4 años que los pequeños comienzan a ejercitar mejor el autocontrol y la disciplina. Toma esto en consideración antes de reaccionar a una rabieta.
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