Nicholas Winton fue un filántropo británico que salvó a 669 niños judíos de la muerte, a manos de la Alemania Nazi a principios de la Segunda Guerra Mundial.
De familia adinerada y de origen judío, Nicholas creció como todas las personas de dinero de la época, con buena alimentación, estudio en los mejores colegios y universidades de Inglaterra.
En 1931, una vez finalizados sus estudios, Winton comenzó a trabajar como agente de bolsa en su ciudad natal Londres, hasta 1938, el fatídico año donde inició la Segunda Guerra Mundial.
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Sin embargo, al ser un hombre que gozaba de muchos recursos, el estallido de la guerra no le afectó lo suficiente, por lo que tomó la decisión de ir a esquiar a Suiza. Cosa que jamás logró porque en ese momento su amigo Martin Blake lo llamó y le pidió que viajara a Praga, porque tenía una propuesta muy interesante para él.
Winton aceptó, descartó su plan inicial y viajo a Praga; este viaje le cambiaría la vida para siempre…
Una vez llegó a Praga, Blake le pidió que le ayudara con los campos de refugiados de la zona, donde habían miles de personas huyendo de la guerra, en su mayoría de origen hebreo, que vivían en condiciones deplorables.
Ver esto lo marcó profundamente, tanto que tomó la decisión de quedarse un tiempo más y elaborar un plan para poder sacar a los niños de ahí y buscarles hogar en otros países, antes de que fuera demasiado tarde.
Rápidamente, la voz de que un hombre desconocido estaba creando un plan para sacar a los niños de Praga y ponerlos en adopción, se esparció rápidamente y centenares de familias fueron a buscarlo para que sus hijos también salieran beneficiados.
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Aprovechando sus influencias y al ver que tenía en sus manos el futuro de cientos de niños, Winton contactó a los embajadores de países vecinos, pero solo el Gobierno sueco accedió a ocuparse de los infantes. Por su parte, Gran Bretaña también ayudaría, pero solo si se costeaban los gastos de viajes de los infantes a Inglaterra.
Winton tuvo que volver a su trabajo, pero seguía empecinado en salvar a los niños, así que con la ayuda de su madre y un par de voluntarios, formó un comité para conseguir la financiación necesaria para pagar los costes de transporte de los niños desde Checoslovaquia, encontrar personas que los adoptaran y pagar las 50 libras que reclamaba el Gobierno.
Con carteles pegados en las iglesias y publicidad en los periódicos, en cuestión de semanas Winton logró conseguir familias para los niños… El primer paso estaba hecho.
La travesía de los niños
Los infantes se dividieron en varios viajes, el primero fue en avión en marzo de 1939, en los siguientes meses, se llevaron a cabo otros siete transportes, pero esta vez, todos fueron en tren.
El octavo y último viaje, fue un tren el 1 de septiembre de 1939 en el que iban 250 niños, tristemente, ese mismo día Alemania invadió Polonia y cerró las fronteras. Los niños desaparecieron y nunca se supo nada de ellos.
El golpe más duro que recibió en la vida Winton…
Héroe anónimo
Sin embargo, aunque muchos no lo crean, esto se mantuvo en secreto durante 50 años; Winton jamás quiso que esto se supiera y se lo ocultó incluso a su familia.
Un día, su esposa encontró los documentos, nombres y fotos de los niños a los que su esposo había salvado y no podía creer lo que su esposo había hecho.
Ella contactó a un periodista, quien hizo su historia publica y en un programa de televisión, Winton se encontró por sorpresa con algunos de los casi 700 niños que salvó.
Nicholas Winton murió el 1 de julio de 2015 y hoy es recordado como uno de los héroes del holocausto.
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— América Digital (@AmericaDigital) August 28, 2018