Mohammed Alaa al-Jaleel sabe que para mostrar piedad ante los seres humanos, debe “empezar mostrando piedad por todo lo demás”, y a partir de esta frase nace la generosa labor que adelanta al norte de Siria.
El hombre de 43 años siempre ha sido un fanático de los gatos (de hecho lo llaman ‘hombre gato’), motivo por el cual decidió crear un refugio para los felinos en Kafr Naha, un territorio al norte del país en guerra civil, que es controlado por los rebeldes.
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El refugio para gatos ‘Ernesto’, llamado así en homenaje al felino favorito de Jaleel, cuenta con una pequeña clínica en la que se ha dedicado a atender a los gatos y a otros animales que se han visto afectados por la guerra desde 2017. “Tratamos de forma gratuita a todo tipo de animales: caballos, vacas e incluso gallinas”, manifiesta un trabajador del lugar.
Jaleel residía en Alepo cuando estalló la guerra civil en 2011. El hombre se dedicó a conducir ambulancias y a prestar los primeros auxilios a los heridos por los bombardeos, sin olvidar a sus amigos peludos ni dejar de alimentarlos.
Cuando la guerra empeoró e inició el desplazamiento civil a otras regiones de Siria, Mohammed llegó a acoger cerca de 170 gatos en un santuario que funcionaba con campañas en redes sociales y donaciones que le hacían algunos conocidos. Pero el peligro de permanecer en Alepo también obligó a Jaleel a abandonar la ciudad.
Tomado de: YouTube/AFP News Agency
“Empezamos a escapar de barrio en barrio, hasta que finalmente nos fuimos de la ciudad”, expresó. El electricista de oficio logró llevarse de la ciudad a 22 felinos con ayuda de otros amigos: cada familia llevaba dos gatos en una canasta de plástico.
Tras asentarse en Kafr Naha, Mohammed instaló un centro para acoger a los gatos, en el que actualmente cuida a 18 de ellos. En el lugar, los animales reciben dos comidas por día (preparadas en una picadora de carne) y los cuidados necesarios del veterinario de la clínica ante enfermedades o heridas por proyectiles.
“No hay veterinarios donde yo vivo. Cuando pregunté a la gente me indicaron este lugar. Quedé tan sorprendido de encontrar algo así en medio de la guerra que vivimos. Asisten a todo tipo de animales, es realmente hermoso”, indicó Mohammad Watar, amo de un gato que sufrió una intoxicación y fue atendido en el santuario ‘Ernesto’.
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El centro funciona gracias a donaciones y campañas internacionales y desde su instalación ha adelantado más de 7.000 actos médicos gratuitos. Aunque la guerra sigue latente e incluso algunas paredes del refugio tienen agujeros de bala, su funcionamiento brinda algo de normalidad a un estado de guerra que ya cumple 8 años.